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La vieja escuela del metal reunida en la colección de este melómano

Juan Pinto adquirió su primer vinilo en 1989 y hoy ostenta una vitrina con 400 LPs inéditos.
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Luciendo una polera de los ingleses Godflesh, banda emblema del metal industrial de la década de los '80, Juan Pinto nos recibe en su morada, templo donde cultiva una colección de vinilos, a primeras luces, envidiable.

Y es que no fue poca la dedicación que este diseñador gráfico tuvo que desembolsar durante su infancia en busca de cada una de las joyitas que ostenta en su cuarto sagrado, las que pese a todo han pasado a conformar parte significativa en su diario vivir.

Uno de los LPs que destaca al instante de haber ingresado a la pieza de Pinto es el "No Remorse", de la leyenda viviente Motörhead, álbum compilatorio de la banda lanzado en 1984, el cual contiene fundamentales del rock como 'Ace of Spades' y cuyo artwork es presentado al público en tela cuerina.

"Es uno de los discos que más aprecio dentro de mi colección, por el significado que han adquirido sus composiciones a través del tiempo y, sobre todo, porque es una copia sumamente difícil de adquirir, más aún, teniendo en cuenta que viene en este material", manifestó Pinto.

Santo grial

Pentagram es una agrupación capitalina liderada por Anton Reisenegger y formada en 1985.

Su primera presentación sucedió en diciembre del mismo año y actualmente es considerada insigne en el universo del death metal.

Uno de los vinilos que incluye este metalero "old school" en su vitrina de más de 400 unidades y que cualquier fan acérrimo de Pentagram no dudaría en lucir es el EP publicado en 1987.

"Este es como el santo grial para mí, ya que contiene los clásicos 'Fatal Prediction' y 'Demoniac Possession', temas que cualquier entendido en la materia apreciaría como tal. Hoy, este disco andaría sobre los $200 mil; se hicieron pocas copias, por lo que resulta extremadamente complicado conseguirlo", puntualizó el coleccionista.

El fressco y 1991

Juan y un grupo de amigos organizaron la venida de Atomic Aggressor a Arica el 91, específicamente el 28 de septiembre a las 16 horas en la UTA.

El vino de la época y que se vendía para opacar la sed de los rockeros era el Fressco, "y ya en ese entonces llevaba dos años juntando discos. Eran buenos tiempos", sentenció.