En 1997, un grupo de jóvenes comenzó a trabajar por el sueño de superar la situación de pobreza en la que vivían millones de personas. Ya han transcurrido 18 años desde que dimos el primer paso y a la fecha nuestros jóvenes voluntarios siguen siendo el pilar fundamental de nuestra institución; por ello hoy queremos rendirles un sentido homenaje a los más de 2.000 jóvenes voluntarios que trabajan semana a semana en los campamentos y block a lo largo de todo Chile.
Ser voluntario no es una tarea fácil, se requiere tiempo, disposición, compromiso, energía, alegría y entusiasmo, algo que cada vez más complejo en una sociedad que día a día se está volviendo más individualista y no ve más allá de los problemas personales.
Es sumamente valorable saber que aún existen personas que están dispuestos a entregar parte de su tiempo por el bien del otro, algo que va más allá de la caridad o ser un buen ciudadano, ser voluntarios significa tener un compromiso de vida y querer cambiar las cosas.
Hoy necesitamos más voluntarios, en un Chile donde viven más de 34.000 familias en campamentos anhelando el sueño de tener una vivienda digna. Desde ahí, el rol político de nuestros voluntarios asume relevancia y esto va más allá de cumplir con un deber cívico, sino más bien a vivir en sociedad, una que debemos de construir entre todos; en donde los derechos de las personas no se vean vulnerados y la acción territorial que emprendimos lleve consigo un cambio social importante, para todos, sin olvidar a esas realidades ocultas y muchas veces olvidadas.
Si bien es cierto soñamos con una sociedad igualitaria, poder alcanzarlo es solo cuestión de voluntad, política y social. Debemos mantener nuestros ideales, construir un Chile más justo y sin pobreza es tarea de todos.
Eduardo Gaete Sierra
Un Techo para Chile