La Empresa de Servicios Sanitarios Aguas del Altiplano anunció ya oficialmente el inicio de los estudios ambientales claves para concretar la esperada planta desaladora. La iniciativa responde a la necesidad de diversificar las fuentes para el consumo humano, especialmente en zonas donde las cuencas se puedan ver amenazadas.

Se trata de una iniciativa que hace ya más de una década impulsa el Estado, pero de la cual deben hacerse cargo las sanitarias, según el esquema por el cual funciona el servicio sanitario en nuestro país. De esta forma, aspectos como la rentabilidad y los costos de estas inversiones pasan a ser vitales, junto con los cargos que finalmente deben asumir los usuarios.

En términos preliminares y dado lo incipiente de este proyecto, la construcción de la planta desaladora en Arica demandará una inversión de unos 30 millones de dólares. No se puede descartar que este monto pueda aumentar en la medida que la iniciativa avance, debido a costos asociados, entre ellos, los insumos como la energía.

Es por eso que uno de los desafíos que presenta la construcción de una planta de este tipo, que abastecerá de agua potable a más de un tercio de la población ariqueña, es la manera como se administran los costos, especialmente de sus operaciones. Es un tema que no corresponde, en rigor, a la sanitaria, sino que es el Estado el que debe garantizar que la población tenga acceso al agua potable, pero con costos razonables especialmente para los sectores de menores ingresos.

En otros puntos del país donde se han iniciado proyectos de este tipo, se ha debatido la posibilidad de establecer nuevos subsidios para evitar alzas fuertes en las cuentas del agua potable. Aguas del Altiplano plantea que alrededor del 35% de la población tiene subsidios al consumo de agua potable.

¿Serán suficientes los actuales subsidios? ¿Aumentará el acceso a estos aportes o habrá sectores de la comunidad que tendrán que comenzar a pagar un agua más cara? ¿Cuál es el rol y el protagonismo del Estado en un servicio básico? Son interrogantes que desde ya, deberían comenzar a considerarse.

Esta novela corta (cien páginas aproximadamente) publicada en 1952 ha sido considerada como la mejor síntesis de la expresividad creadora de Ernest Hemingway, lo que lo hizo ganador, dos años más tarde del Premio Nobel de Literatura. Siete años después, el 2 de Julio de 1961, se disparó un tiro poniendo fin a su azarosa existencia.

Hemingway es considerado uno de los principales expositores de la literatura norteamericana de inicios del siglo pasado y se le recuerda como "un escritor sencillo de descripción realista sin pretensiones retóricas" (Biblioteca Fundamental, Grandes Escritores Universales) Sin embargo, su obra y personalidad traspasa la mera crítica literaria, que no suele ser muy generoso con él, aún así lo proyecta universalmente: "Su importancia dentro de la literatura de su país y su opción universalista que contrasta la funcionalidad y la pobreza de su sentido humano, son dos rasgos relevantes de su literatura".

Nacido en julio de 1899, en un acomodado barrio de Chicago -Oak Park- la biografía de Ernest Hemingway no deja de ser cautivante y es así que aunque incursionó intelectualmente en el campo del periodismo y la escritura, sea como novelista, cuentista y ensayista o corresponsal de guerra, en lo mundano se caracterizó por una intensa vida de aventurero de gran envergadura, cazador mayor, pescador, boxeador, mujeriego, alcohólico y final y paradojalmente un depresivo suicida.

Justamente de esa vida, de los personajes que en ella deambularon, creó sus héroes literarios y en entorno de sus obras. "Hemingway fue un ídolo perfecto para una generación formada por millares de jóvenes que habían perdido la fe y no podían adaptarse a lo establecido" (Louis Untermeyer en "Forjadores del Mundo Moderno").

Sus obras entre las que se cuentan "Fiesta" (1926); "Adiós a las Armas" (1929); "Muerte en la Tarde" (1932); "Por quién doblan las campanas (1940) y el mencionado "El Viejo y el Mar" nunca han perdido vigencia, apareciendo siempre con extraordinaria fuerza y su figura sigue siendo paradigmática y profundamente atrayente.