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Mujer convirtió el desierto en un refugio sustentable

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El desierto de Atacama es reconocido mundialmente como el más árido del mundo, un lugar donde el verde es escaso, el sol abundante, el cielo transparente y el agua un tesoro, sin embargo, hay quienes ven en todo ello un valioso potencial.

El Huarango es el primer camping sustentable de la región de Tarapacá, y con trece años de vida está emplazado en el poblado de La Huayca en la comuna de Pozo Almonte, exactamente en el kilómetro 18 de la ruta 665, camino a Pica. Allí se combina la posibilidad de descansar en carpas o alojarse en cabañas levantadas en costras de sal, una técnica milenaria de construcción utilizada por los aymaras a las cuales se incorpora tecnología moderna.

Sus dueños, Coca Cohelo y Marco Fernández incorporaron paneles solares para dotar de energía al proyecto que construyeron con sus propias manos.

Coca, diseñadora de vestuario y paisajista de profesión, alista los insumos para preparar una cazuela en la cocina solar. Pela las papas y gira los espejos para precalentar la cocina, recoge cajas, arregla una planta y habla, no para.

Marco recolecta materiales para hacer veladores, pero lo hace, no como quien va a la ferretería, sino como alguien que eligió rescatar todo lo que puede. Debe ser su lado de geólogo que aflora.

Mientras caminamos a ordenar una de las cabañas que hace algunos minutos dejó un grupo de pasajeros, Coca cuenta que el camino no ha sido fácil, de hecho "como que mientras mejor quieres hacer las cosas como que más te cuestan".

Relata que para obtener permisos recorrió un largo camino, frustrante a veces, pero que no ha estado exento de alegrías.

La misma opinión tiene Marco, su compañero de ruta desde hace más de veinte años: "Yo soy peruano y aquí lo mejor es hacer las cosas bien, tenemos todos nuestros papeles en regla. En otros lados pasas un par de billetes y ya, aquí no. Eso es bueno, y malo también, porque por hacer las cosas bien a veces sentimos que nos han castigado con multas que casi nos han tirado al piso".

En su incansable jornada, Coca revela lo que para ella es clave: el buen trato a las personas. "Uno tiene que saber tratar a todo el mundo, nunca he tenido problemas con compartir con las personas, ¡me encanta!. Me he sentado en las mesas más humildes y en las más pitucas, y aunque sé que soy una hippie con tarjeta (se ríe) no tengo ningún problema en compartir con todo el mundo, soy muy afortunada. Acá me llega gente de todos lados, familias con niños, gente rica que llega a Chile en su avión privado y aquí todos comparten igual", cuenta orgullosa.

Si bien el Huarango es un proyecto familiar, Coca ha tratado de vincularlo con la comunidad invitando a colegios para generar talleres a los alumnos. "Una vez traté con un colegio de Alto Hospicio. Les dije que hiciéramos ecoladrillos. A ellos les están enseñando a reciclar, pero hay harto más que se puede hacer. Les dije que vinieran, yo les prestaba el Huarango y construíamos algo, pero no me pescaron" dice.

Coca y su esposa conocen cada rincón de las 20 hectáreas del Huarango. Le han puesto cariño, pero sobre todo innovación, rescatando su entorno y reutilizando lo que otros botan. Hicieron senderos rescatando trozos de asfalto de la antigua carretera, e incluso instalaron un refrigerador solar.

reconocimiento

El buen trato, la innovación, la belleza del entorno y la dedicación que han puesto en su proyecto familiar, hicieron que Coca ganara el premio "Mujer Empresaria Turística 2015", otorgado por el Servicio Nacional de Turismo, de la Mujer y Banco Estado a nivel regional. Así, Coca se convirtió en la representante de Tarapacá para el concurso nacional.

"El camino ha sido largo y bien difícil, pero estas cositas, después de tanto coscorrón, son pequeños cariños para el alma, de esos que te dicen que vas por buen camino, que estás haciendo bien las cosas, que tus decisiones fueron correctas. Ojalá que esto sirva para abrir más puertas a los emprendedores", remarca la mujer.

Ya está lista la cazuela. Coca se dispone a poner la mesa y disfrutar de este plato preparado con la ayuda de los bondadosos rayos del sol. J