Comió nieve y durmió al interior de su mochila para sobrevivir
Una travesía que jamás olvidará fue lo que vivió el andinista chileno Pedro Mayea Morales, quien junto dos amigos, ascendieron la cumbre del volcán Sajama, el más alto de Bolivia con sus 6.540 metros sobre el nivel del mar, ubicado casi en la frontera con Chile
El deportista estuvo cerca de dos días desaparecido y fue encontrado por efectivos bolivianos sólo con hipotermia y un poco de deshidratación.
Una vez estando en territorio ariqueño, contó que luchó contra el frío y se las tuvo que ingeniar para no congelarse, ni perder el control.
"Por suerte no me caí, eso hubiese sido fatal, pude tener mis manos y mis pies controlados para poder bajar tranquilo, debo reconocer que por donde lo hice no era fácil, lo hice lento, por eso me demoré todo el día".
Si bien aseguró que iba bien preparado, se le acabó el agua. Contó que comió maní, pasas, almendras y chocolate, "lo complicado fue el agua, se congeló y en un momento se me acabó, lo único que me quedó fue comer nieve, no era muy agradable con el frío que hacia"
Dijo que al bajar llenó sus botellas con nieve y para que se derritiera el hielo se las guardaba (las botellas) dentro de la ropa.
El deportista, más tranquilo, reconoció que esta aventura no la cuenta dos veces por todo lo que tuvo que vivir por culpa del frío.
"Es algo que me gusta, lo voy a seguir haciendo con más precaución, siempre lo he dicho, si alguien le gusta esto, que lo haga, pero deben prepararse: hay que hacer cursos, leer y estudiar la ruta, antes de salir, siempre tienen que revisar cómo está el clima", sugirió.
- Ibamos, bien preparados, con medicamentos para la altura, con oxígeno por si alguien se sentía mal.
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- Fui con Heidi Lam Sirlupú y Mauricio Oñate a ascender el volcán Sajama y nos fuimos por la ruta normal. Heidi, decidió acertadamente quedarse en los 6 mil 50 metros y Mauricio llegó a los 6 mil 400 y no quedaba nada para llegar a la cumbre y se sintió mal.
- Seguí solo hasta la cumbre, estuve cinco minutos, porque el frío era insoportable y empecé a bajar. Como quedé en un plano blanco, perdí mis huellas de ida, por las cuales iba a regresar y perdí un poco la orientación. Empecé a caminar horizontalmente, buscando mi huella, mucho rato hasta que asumí que la luz no me iba alcanzar para bajar.
- Busqué un lugar donde refugiarme, bajé un poco más, me refugié entre dos paredes de roca. En ese lugar pasé la noche.
FRÍO Y MIEDO
- Mucho frío y miedo, pero igual tenía que mantener la calma, estaba equipado con todas las cosas correspondientes. Las saqué todas de mi mochila y me metí como medio para resguardarme del frío, de esa forma esperé hasta el amanecer para empezar a bajar y decidí hacerlo por el lugar que estaba, porque no podía devolverme. Me tomó todo el día, de las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde, bajando y después escalando una muralla de hielo duro, lo único que veía de ese lugar eran luces. Caminé, caminé y ese día dormí en un valle. A las siete de la mañana del 15 de septiembre me encontré con un caballero que estaba enterado que un andinista estaba perdido y me envió a una casa de guarda parques.
- Miedo me dio, obvio, si uno se deja llevar por el miedo, no tiene nada que hacer, uno conoce los medios de rescate que hay en esta actividad, 6 mil metros de altura es súper complicado que te vayan a rescatar rápido, tenía que moverme por mis propios medios.
Pedro aclaró que toda su excursión la realizó por el volcán Sajama y que después tenía programado ascender el Parinacota y el Pomerape, la idea de ellos era subir los tres volcanes.
A su vez contó que tiene una experiencia de 9 años y volvió a recalcar que se habían preparado, contó que realizaron salidas de preparación, rescate y de emergencia.
"Esta actividad la hago porque me gusta, a pesar de lo que me pasó es algo que seguiré haciendo. Amo la montaña y es una lección de vida lo que me pasó y un poco para hacerlo con mayor responsabilidad, porque es un deporte peligroso, no es menor subir montañas de 6 mil metros, era un reto para nosotros, la idea era sobrepasar los 6 mil metros", contó.
El joven reconoció que al cruzar la frontera y estar en Chile recién el alma le entró al cuerpo. "Al ver a los carabineros me sentí más tranquilo. Los guías de Sajama fueron a buscarme y los lugareños se portaron un siete conmigo".
Ahora estos 3 jóvenes volverán a la capital, con la alegría de permanecer todos juntos. Dicen que van a celebrar el 18 de septiembre, aunque sea atrasado. J