Libertad y deseos
El diputado Vlado Mirosevic confunde el ejercicio de la libertad con el cumplimiento de deseos y, peor aún, cree que la autoridad política debe cumplirlos. Detrás de esto está la nefasta idea de que la persona es libre en la medida en que el Estado satisface sus predilecciones. Esto abre la puerta a lo que Alexis de Tocqueville denominaba despotismo blando, donde la autoridad -parafraseando al liberal francés- pretende ser el único agente y árbitro de la felicidad de los ciudadanos, facilitando sus placeres y necesidades con tal de que no piensen sino que gocen, evitándoles así "el trabajo de pensar y la pena de vivir". El proyecto que plantea que el Estado garantice la dieta a los veganos es un absurdo. Ni siquiera se condice con la idea de justicia como imparcialidad, que tal como decía Rawls "no puede estar sujeta a deseos e intereses presentes". El diputado debería recordar lo que decía un liberal como Lastarria: "en una democracia no se puede atacar la libertad individual, ni aun con los fines más honestos y útiles".
Jorge Gómez Arismendi
director de investigación FPP