La ruta de los cités que sobreviven en el tiempo
Un montón de latas tapan el sitio donde se ubicaba, en pleno barrio Puerto, uno de los burdeles más famosos de la época de oro de Valparaíso, el 'Siete Espejos' y un poco más arriba el 'Miss Merry', del cual sólo queda una antigua fachada desteñida por el tiempo. Casi al lado, en el número 607 de la calle Clave, se ubica un edificio con las mismas características.
Una puerta de fierro en medio de dos cortinas metálicas cerradas -y hacia arriba muchas ventanas entre los ladrillos grises- esconde un mundo totalmente desconocido para los transeúntes. Se trata del 'Cité Santa Elsa'.
Entre las altas murallas, el ároma a madera húmeda y el laberinto de escaleras, se han tejido muchas historias como la de una joven universitaria que se suicidó lanzándose al vacío desde el último piso del cité. Eso fue hace aproximadamente unos diez años, cuentan los vecinos. Y su ex pololo sagradamente asiste cada aniversario de su muerte y enciende una vela, en el mismo lugar donde cayó el cuerpo de su amada.
Otra historia que llama la atención es la de Juan Canepa, quien es uno de los dueños herederos del 'Cité Santa Elsa'. Sus habitantes dicen que el hombre todos los días barre el patio y los pasillos del edificio; casi a modo de terapia, y porque le gusta mantener el lugar limpio, aunque no viva allí.
HABITANTES
José vive junto a su mujer y sus pequeños hijos, Fernanda y Emilio. Los niños conocen cada rincón del cité con sus juegos. Chutean la pelota y corren entre los pasillos angostos. Corretean a los gatos, imprescindibles para mantener lejos a los ratones de los departamentos. Y son los mejores guías para no perderse entre tantas escaleras.
"Aquí la vida es tranquila y nos cuidamos entre los vecinos cuando vemos que entra gente extraña. Cuando alguien se enferma, los vecinos se unen para entregar alguna ayuda a quien lo necesite", asegura el padre de familia, quien llegó a vivir al barrio por su esposa, ya que ella creció en el sector.
Cristiane mora hace tres años en el lugar. La estudiante cuenta que vivir en el cité significó un gran cambio, ya que antes convivía con su abuela en una casa grande. "Pero no fue un mal cambio; nunca he tenido problemas con mis vecinos. Aquí cada uno hace su vida sin molestar a los otros. Me gusta residir acá, si bien por fuera y los pasillos no están tan bonitos, pero por dentro los departamentos son lindos y cómodos", afirma.
Para la señora Margarita su mayor complicación no es vivir en el cité y convivir con más personas, sino que son sus problemas de salud pues no le permiten salir de su departamento y asegura, mirando la calamina que hace de techo, que "vivimos juntos, pero no revueltos".
Según cuenta su administrador desde hace más de 30 años, Manuel Romero, quien además se crio entre sus escaleras y pasillos, este cité fue un hospital. "Tiene 28 departamentos, y en cada uno de ellos viven dos familias aproximadamente. Incluso vive gente de otras nacionalidades, inmigrantes colombianos, peruanos; pero sobre todo muchas parejas jóvenes con sus niños", cuenta.
Romero hace énfasis en que los residentes del cité son respetuosos y saben vivir en comunidad. "Nadie molesta, no hay roces entre vecinos, nada de drogas en los espacios compartidos", aclara.
Y agrega que "además vive gente mayor, como la señora Fresia, de 94 años, quien habita hace más de 60 años en el cité. Los únicos problemas son los típicos, como que a veces algunas personas se atrasan en el pago de arriendos, pero nada grave", dice el administrador.
Los arriendos en el 'Cité Santa Elsa' van desde los $70 hasta los $150 mil peso. Todo depende el tamaño de los departamentos, algunos tienen 4 piezas y otros más pequeños son ideales para parejas jóvenes o estudiantes universitarios.
O simplemente para quienes deciden independizarse y necesitan un piso para el primer impulso. También cada departamento cuenta con sus propios medidores de agua y luz.
POBLACIÓN OBRERA
En el cerro Cordillera se encuentra la casa central de la Población Obrera de la Unión.
Este edificio funciona desde siempre como cité y fue fundado en beneficio de la unión social del orden y trabajo por Juana Ross de Edwards. Es así como el edificio lo inauguró el entonces Presidente de la República, Federico Errázuriz, el 9 de enero de 1898.
El inmueble tiene cuatro entradas que dan a un patio interior que es compartido. Sus viviendas están unidas por pasillos abiertos, adornados por la ropa colgada de un extremo a otro que le imprimen una atmósfera pintoresca.
Sufrió el deterioro de su estructura material, hasta que a mediados de los 90 un grupo de jóvenes residentes decidió devolverle su dignidad.
Postularon a fondos y los ganaron, así remodelaron su querido cité, que hoy luce moderno, colorido y se ha transformado en un atractivo turístico de Valparaíso. La señora Ana es la presidenta del comité de vecinos, cuenta que se vino a vivir cuando se casó en el año 1978. "Acá viven casi puras familias, estamos todos emparentados pues ante la cercanía muchos se conocieron acá.
Hemos vivido aquí de generación en generación. Son 33 departamentos. La vida acá es tranquila ahora, antes de la restauración era distinto. Una vez que nos organizamos mejoramos nuestra calidad de vida", asegura. J