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Trabajar hasta el fin: la realidad de muchos adultos mayores

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Rogelia Catacora se levanta como cada mañana de madrugada, tal como lo hace desde hace 40 años, ya que es una de las suplementeras más antiguas de Arica.

Sin embargo, a sus 81 años y con un cáncer de mamas debe hacerlo por obligación, pues vive sola, percibe una jubilación de invalidez por $183 mil y no tiene otra forma de sustentarse: "trabajaré hasta que Dios me llame", aseguró cuando compraba una barra de chocolate para seguir caminando y ofreciendo la prensa en los alrededores del ex Ferrocarril Arica - La Paz.

Como Rogelia, son cientos los casos de personas de la tercera que deben seguir trabajando luego de jubilarse, debido a que en otros casos -y son muchos- reciben para subsistir $90 mil pesos, lo que los obliga a continuar en el mundo laboral.

Las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), durante 2014, ratifican los hechos, ya que se crearon más de 109 mil puestos de trabajo a nivel nacional, de los cuales el 47,5% fueron ocupados por adultos mayores. En total, 52 mil personas volvieron a emplearse tras la jubilación.

Hace pocos días y según cifras del INE en el último año se vio un aumento de un 9% en la ocupación de mujeres mayores de 60 años, frente a un 5 % de los hombres a nivel nacional.

Incluso, en el trimestre móvil marzo - mayo del 2015, el total de trabajadoras mayores de 60 años llegó a la cifra de 355.307, en comparación con 2010, cuando las ocupadas sumaban 209.794, según cifras del INE.

Dicha tendencia podría estar indicando que las mujeres estarían retrasando su edad de jubilación por las bajas pensiones y por las mayores expectativas de vida. Este medio conoció la experiencia de varias personas de la tercera edad, resumiendo que los factores económicos, de querer vivir más, de hacerlo por estar moviéndose o simplemente por querer tener un extra, son las motivaciones que están llevando a los adultos mayores a seguir trabajando tras su jubilación.

El problema está para ese pequeño segmento que realmente no puede vivir con lo que tienen de jubilación y que debe salir adelante en lo que puedan y como sea.

El caso de Rogelia Catacora lo muestra. "Mi jubilación es muy baja y no me alcanza para vivir. Yo quisiera estar en mi casa, pero debo trabajar y debo hacerlo sábado y domingo, ya que todas las cosas han subido, las comida y las cosas más básicas", expresó.

Rogelia se transforma en un ejemplo de humildad y sacrificio, aclarando que, "no puedo molestar a mis hijos, ya que ellos tienen su familia y no pueden estar preocupándose de uno, hay que ser consecuente".

OTRO CASO

El caso de Selim Valenzuela es parecido y no menos difícil. A sus 71 años y con una pensión de gracia de $81 mil debe ingeniárselas para subsistir, aunque ganas y empuje le sobran. "Me compré un carrito (de confites) en $40 mil pesos, me lo financiaron unos amigos de buena voluntad y con esto me hago unos $5 mil a $8 mil pesos diarios, que me ayudan a salir adelante", dijo.

El hombre sabe que pertenecer a la tercera edad es duro hoy en día. "Creo que toda la tercera edad está en las mismas condiciones. En mi caso vivo en la residencia "La Noche Digna, donde por $500 te dan la comida y una cama para dormir".

La realidad de este hombre la cuenta él mismo. "Estuve 14 años preso y por eso estoy trabajando en esto", en ese momento llega una uniformada que gentilmente le aclara que debe salir desde el lugar donde instaló su carrito, frente al McDonals de 21 de Mayo.

Este hombre manifestó que "no es difícil insertarse en el mundo laboral, pero se paga poco. Casi todos los viejos terminan vendiendo en carritos y helados para salir adelante. Lamentablemente este tipo de pobreza trae alcoholismo, ya que en un momento te llegas a desesperar por no tener cómo salir adelante".

por VIVIR

Berta Paillalef, de 63 años, aún no jubila, pero dijo tener otra perspectiva de la tercera edad. "Cuando jubile espero poder realizar un gran viaje. Hoy la gente de la tercera edad es más responsable y por eso se está insertando en el mundo laboral. En mi caso tengo una jubilación de viudez y tengo mi casa propia y lo que gano me sirve para hacer arreglos y ahorrar", aseguró.

No obstante, sabe que otras personas tienen otra realidad. "Hay mucha gente de la tercera edad que trabaja, porque tienen nietos, debido a que sus hijas quedaron solas", aseveró.

"UN BIEN Y UN MAL"

Bellamín Silva Carrasco, a sus 77 años debe seguir trabajando al igual que muchos, aunque en su rostro denota alegría y muchas ganas de vivir. El jubiló hace años, pero le pagaron por un tiempo su jubilación y hoy sólo recibe una pensión de gracia de $85 mil mensuales.

"Tengo que seguir trabajando, ya que se me terminó la jubilación normal y hoy vivo con una pensión asistencial y con eso debo subsistir", manifestó Bejamin, quien tiene sus puesto de venta de revistas en el Paseo 21 de Mayo.

"Estoy obligado a trabajar, porque pago de arriendo $100 mil, pero me gusta trabajar, me gusta lo que hago, vender libros y revistas. Creo que la medicina ha hecho un bien y un mal, ya que se ha alargado la vida y hoy podemos vivir mejor".

"Sin embargo, podrá comprender que con el dinero que gano es para tener una vida miserable y vivir en la calle. No obstante, me tomo la vida de forma agradable, aunque hay gente que está en la calle y de ellos debería preocuparse el Estado", añadió.

DESARROLLO SOCIAL

El seremi de Desarrollo Social, Julio Verdejo, trató de explicar la situación de la tercera edad en la región.

Según las cifras de la Casen, hoy tenemos 25.066 adultos mayores en Arica y Parinacota, de los cuales 86,1 % se atienden por Fonasa y un 7,4% por Isapres. Para la autoridad el tema de la tercera edad tiene varios matices y explicaciones. "Hay dos cosas que son importantes, primero la estructura demográfica de un país. Chile es uno de los países que más crece en su población de la tercera edad, con casi 3 millones de adultos mayores en todo Chile. Lo segundo tiene relación con mejorar la calidad de vida de los adultos mayores y casi un 30 % de ellos se han reinsertado en el mundo laboral de acuerdo a la Casen, entre hombres y mujeres, eso hace que en la medida que mejoren las expectativas de vida todos queramos acceder a ellas", aclaró Verdejo.

Sin embargo, la autoridad explicó que "también existen sectores vulnerables, que solamente mediante un trabajo requieren de ese empleo para poder mejorar su situación económica. Eso es así y nosotros tenemos una política nacional de envejecimiento activo donde por un lado estamos generando acciones para que el adulto mayor pueda distraerse. Ellos son las personas más organizadas de esta región y participan en viajes con el Senama y Sernatur. Tenemos también capacitación laboral, iniciativas de emprendimiento y programas de tratamiento de salud". J