El profesor que hace arte con el bolígrafo
Héctor Guillermo Contreras aún recuerda su Liceo A-5 y su época de estudiante en la Universidad de Tarapacá, donde se tituló como profesor de Lenguaje y Comunicación el año 1986.
En aquellos años vivía en la población Pampa Nueva y aunque no nació en Arica se siente un ariqueño de corazón y como todos disfrutó de las playa; Las Machas, La Lisera y el Laucho.
En su época escolar se la pasó dibujando y realizando trazos en acuarela, pero en lo deportivo también destacó.
"Yo practicaba atletismo y llegué a ser campeón de Arica en los 80 metros planos, también estuve en la selección de Arica de atletismo, en los 100 metros planos. Así, fui a competir por Arica a Iquique y a Tacna. Muy buenos recuerdos de mis tiempos de atleta", contó.
Aunque nació en Santiago, gran parte de su vida la vivió en la ciudad hasta los 26 años.
en busca de trabajo
Desde que se tituló como docente, Héctor solo realizó algunos reemplazos en Arica, pero nada concreto. Motivo por el que emigró a Santiago en busca de mejoras laborales.
Una vez instalado en la capital encontró trabajo y ejerció como profesor dos años. Le gustaba hacer clases, pero se dio cuenta que no era lo suyo y lo dejó
Una vez que ingresó a trabajar en una imprenta como dibujante, sintió que su vida tenía más sentido.
"En Arica, mientras estudiaba en la UTA, trabajé como dibujante en la Imprenta Concordia. Y eso me sirvió en mi currículum para optar como dibujante a una imprenta aquí en Santiago", contó.
lápiz pasta
Mientras intentaba dibujar con negros muy intensos, se dio cuenta que ningún material le daba esa intensidad que buscaba. Por eso probó con un lápiz pasta de color negro y logró el resultado que quería.
"Llegué al lápiz pasta porque quería hacer dibujos con negros muy intensos, pero que no brillen, ni queden sebosos, como sucede con el grafito que solo puede durar varios días en un medio frágil, hasta que no lo fijes con un fijador cuando terminas tu dibujo", explicó.
A pesar de que en un principio tuvo sus dudas para usar el lápiz pasta, por no ser un medio bien visto para dibujar, se arriesgó. El año 2010 y 2011 incursionó con esta nueva técnica que le acomodaba mejor para sus trazos y le daba más realismo a sus obras, que a simple vista parecen retratos antiguos.
"El 2011 empecé con mis trabajos serios y formales. Mi primer trabajo fue un retrato de Samuel Beckett, el que me tomó dos semanas trabajando de noche los días que tenía disponible", dijo el artista.
Hoy en día, con más experiencia en el rubro, el tipo de dibujo que realiza le demanda mucho tiempo y concentración. Por eso aveces pasa casi el 100% dedicado a su arte y a la creación de sitios web.
"Mi mundo es el arte, allí me siento pleno. Pero a veces igual me doy tiempo para ir a la montaña, al Cajón del Maipo. Meterme en la vida silvestre, eso me potencia, encuentro que la fuerza de la naturaleza se manifiesta en la montaña con más potencia que en el mar", contó.
A cada obra, el dibujante le dedica tres o cuatro días semanales y 9 ó 10 horas diarias si es que no le salen otros trabajos extras. Pero en general el tiempo depende de la complejidad del dibujo.
Héctor Guillermo Contreras espera mostrar sus trabajos en un galería, mientras tanto continúa pintando una obra que le encargaron desde la India. Es que su talento cruza fronteras. "Creo que en dos semanas más lo tengo listo. Porque el arte es lo mío, es mi sustento", añadió y desde su casa en Estación Central envió muchos saludos para todos los amigos de su generación de la Universidad de Tarapacá. J