Museo de la Cultura Chinchorro
En el diario del día de ayer (10 de junio) salió publicada la noticia que el consejo asesor del PEDZE había respaldado la opción de emplazar el gran Museo de la cultura Chinchorro en el Valle de Azapa.
En relación a la decisión tomada por el consejo asesor es importante mencionar que el estudio del emplazamiento de un museo siempre tiene dos maneras primarias de enfrentarse; la primera es en el lugar in-situ donde sucedió o se desarrolló lo que se busca exponer y potenciar en el museo; la segunda es determinar un lugar que estratégicamente genere desarrollo y actividad económica derivada para la ciudad. En el caso de la decisión del emplazamiento en el Valle de Azapa, extraña no encontrar ninguna de estas dos opciones mencionadas y lamentablemente se observa un simplismo básico en la decisión de construir esta emblemática obra en un lugar porque en la actualidad tiene ese emplazamiento, o lo que es peor, porque la universidad que hoy administra el patrimonio Chinchorro lo visualiza como una opción que parece caprichosa. En la actualidad hay metodologías técnicas de carácter urbano para poder llegar al mejor emplazamiento de un proyecto de estas características, un estudio de localización estratégica podría haber sido una opción, entendiendo que las grandes ciudades y particularmente aquellas que han logrado notoriedad turística y particularmente las que han generado un desarrollo urbano importante -Bilbao, España- emplazan sus museos en circuitos turísticos de interés colectivo, dichos circuitos generalmente son a una escala humana caminable, abordable peatonalmente, y cercana a la red de transporte colectivo de la ciudad, pensando en aquel turista ocasional que visita la ciudad en pocos días y que requiere conocer todos los atractivos de nuestra ciudad en ese limitado tiempo.
Resulta curioso que una decisión tan importante y que debe apuntar a la recuperación física de espacios actualmente degradados, ya reconocidos entre nosotros, donde el emplazamiento debe tener una clara orientación estratégica, en la medida que la reurbanización de suelos se perciba como una oportunidad excepcional para dotar a la ciudad de las condiciones físicas necesarias para acoger nuevos usos y funciones, las cuales terminen ejerciendo una condición de dinamizador urbano, económico y fundamentalmente, visualizándonos en el circuito turístico mundial gracias al tremendo patrimonio que representa la cultura Chinchorro.
Hoy como ciudad nos enfrentamos a dos opciones. Dar el anhelado salto al desarrollo, o quedarnos viendo y administrando lo que tenemos hasta ahora. Actualmente el tema fundamental es cómo lo hacemos; Imitar el éxito de desarrollo urbano vivido por Bilbao y otras ciudades puede ser una experiencia exitosa, así como es ya reconocido el desarrollo esta ciudad como el "efecto Guggenheim" por qué no vivir nosotros nuestro propio "efecto Chinchorro".
Víctor Mardones Bernal