Secciones

Historias en torno al hombre que fuma de día y de noche

E-mail Compartir

La región tiene muchos recónditos lugares donde familias ha construido sus vidas a punta de sacrificios por la adversidad del frío altiplánico o pre cordillerano, largas distancias para acceder a servicios, difíciles accesos y caminos, pero una tranquilidad y belleza en el entorno inigualable.

Japu, Ancota, Misitune, Hungalliri y Guallatire, fueron recordados por la región y dados a conocer a nivel nacional por la alerta amarilla que levantó Sernageomin y Onemi ante la actividad sísmica en el volcán Guallatiri.

Sin embargo, el resto del año la soledad bordea estas estancias que tienen un eventual futuro desolador, porque sus pocos habitantes son adultos mayores, quienes ocasionalmente vuelven a la tranquilidad de la meseta andina a revivir recuerdos de infancia, a celebrar la inmaculada Concepción y a cuidar su ganado que para muchos significa un ingreso extra o el único para sus bolsillos.

No existe el miedo ni la preocupación por vivir o trabajar tan cerca de un volcán, si no más bien respeto por lo que significa dentro de su cosmovisión como descendientes aymaras.

kunas kunas...

La artesana en lana, Ángela Mamani subió a la estancia donde nació a los pocos días de ver las noticias en los diarios sobre la alerta amarilla del volcán Guallatiri y lo que encontró fue la misma tranquilidad que la vio crecer.

"Tengo 70 años y he vivido toda la vida aquí, bajé para Arica para darle educación a mis hijos, pero siempre subo. Creo que exageraron los medios, porque el volcán está igual que siempre", comentó mientras registraba la bajada de uno de los compradores de su ganado en el retén de Carabineros de Guallatire.

Ella nació y se crió en la estancia de Hungalliri, que está a 20 minutos en vehículo (4x4) del retén.

El viaje desde Arica a su hogar de infancia en vehículo puede tomar más de seis horas, dependiendo de cómo esté el camino. Hasta Putre se encuentra pavimentado, pero luego son rutas de tierra recientes que vinieron a reemplazar los antiguos caminos troperos.

A cerca de 4.300 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente, se establecieron diferentes estancias como la de Ángela, donde las tradiciones aún se preservan por ella y sus hermanos, como la misma artesanía que sigue realizando a sus 70 años y recuerdos de juegos infantiles.

"¿Cuál es el hombre que fuma de día y de noche? : El volcán Guallatiri... Es una adivinanza que se cuenta por aquí, porque siempre está echando humo", especifica.

En aymara, cuando se cuentan adivinanzas, éstas se comienzan o terminan diciendo "kunas, kunas".

Los abuelos de la familia fueron los encargados de traspasar esta cultura milenaria, y los de Ángela le enseñaron que en la vivencia cotidiana debía agradecer al Mallku Caporata, que es el volcán Guallatiri, "es un ser superior, a quien le pedimos al igual que la Pachamama y los jara collo (cerros que sobresalen)", explicó.

todos se conocen

Alrededor del Guallatiri, todas las personas se conocen, incluso muchos son familias entre ellos.

Quienes tienen la misión de saber quién llega, quién se va y saber cuántos hay en las cercanías, son los carabineros del retén de Guallatire.

Siete funcionarios que van cambiando su turno cada 15 días, llevan un registro de las personas que suben o andan de paso por el sector, y al ser tan pocos, se conocen muy bien y tienen una buena relación.

"Sus familiares nos llaman al retén para decir que mandarán medicamentos, o vendrán a visitarlos y nosotros les avisamos", explicó el jefe del retén, el suboficial Mario Figueroa Pérez.

Los carabineros ya conocen la rutina de quienes pasan sus días en las estancias alrededor del Guallatiri, "a las 8 ó 9 de la noche y están todos acostados y a las 4.30 ó 5 de la madrugada ya están en pie para ver a sus animales y salen al pastoreo.

Hay gente que no vuelve hasta la 7 de l tarde, se lleva su colación, cuidan sus animales, luego toman once y se acuestan", explicó.

El suboficial Figueroa comentó que también realizan charlas preventivas a las familias y rondas de rutina por las estancias.

Ya lleva siete años en el altiplano el suboficial Figueroa: en Visviri, Caquena y Guallatire, siempre cerca de un volcán, el Tacora, los Payachatas y el Sajama de Bolivia, y el Guallatiri, respectivamente.

"Uno viene consciente de los planes de emergencia, porque todas las unidades están cerca de un volcán. Si llegara ocurrir una erupción tenemos un plan de evacuación. Lo primero es reunir a la gente y los dos puntos de reunión son Misitune y Chilcaya. la prioridad es la vida humana", manifestó.

Los carabineros explicaron que la fumarola del volcán siempre está presente y los sismos junto con sus ruidos no son perceptibles, "nosotros sabemos porque estamos en constante contacto con Onemi y Sernageomin".

Para ellos, la vida también es diferente a la común en la ciudad. Mientras desayunan un rico pan amasado que ellos mismos preparan y ven una de las repeticiones de las jugadas de Arturo Vidal en las ligas europeas, el suboficial Figueroa explica que se deben adaptar al clima y ser multifacéticos en los quehaceres del retén: "acá no tenemos verano, por el invierno altiplánico. Acá hace frío, cae nieve y después bajamos a Arica y hay sol. Pero ahora está toda la tecnología para estar comunicados. Todos tienen una función y nos vamos rotando".

recuerdos de niño

Emilio Mamani, al igual que muchos pobladores del altiplano bajó a la ciudad para seguir estudiando, pero ahora que está jubilado, vuelve constantemente para respirar tranquilidad y rememorar sus años jugando pelota y el tejo en Hungalliri.

"Estudié hasta séptimo básico en Guallatire, en ese tiempo nos íbamos caminando y eran como dos horas, pero como era niño me iba corriendo y jugando. Uno vuelve más que nada por preservar el ganado y los terrenos que nuestros padres nos legaron", explicó Emilio a sus 63 años, apreciando su casa emplazada en la meseta andina, mientras su esposa, oriunda de Colchane, pastoreaba el ganado de camélidos.

Emilio recuerda que sus abuelos decían que la fumarola del Guallatiri les avisaba como iba a ser el clima durante el día, "si estaba hacia abajo iba a ver viento y si estaba hacia arriba iba a llover, por ejemplo".