Secciones

Los pros y contras del creciente proceso de migración en Chile

E-mail Compartir

En el marco del inicio de la Copa América, el Servicio Jesuita a Migrantes lanzó la campaña "Chile la cancha donde jugamos todos" con la premisa de que el mismo emprendimiento que lleva a un futbolista a dejar su país en busca de mejores clubes, es lo que lleva a un migrante a dejar su tierra y venirse a Chile. El director nacional de la organización, Miguel Yaksic, explicó que se trata de sensibilizar que "todos, sin importar su origen ni su piel, pueden jugar en temas laborales, de salud y de educación en condiciones iguales"

- No es casualidad que en Chacalluta haya más resistencia a admitir colombianos afrodescendientes que a los blancos. Cuando viene alguien del norte del mundo tenemos los brazos abiertos para acogerlos. Pero miramos en menos los que tienen origen afrodescendiente o indígena. También hay cierta xenofobia, asociada a la ignorancia y a la característica de un país que no está acostumbrado a la diversidad y a la diferencia.

- Yo creo que los migrantes delinquen mucho menos que los chilenos. Y eso tiene que ver con que el origen de la delincuencia no es la migración sino la pobreza. Asociar la delincuencia al color de la piel, a una raza, a un país de origen, se llama discriminación. El migrante es alguien emprendedor que trae una contribución, una riqueza.

- Pero cuando ellos trabajan por contrato, cotizan, pagan impuestos, y esa es la manera con la que ellos generan riqueza en Chile. Ahora, lo que una personas haga con su utilidades personales, se la gaste en televisores, en autos, en restaurantes, o manden a su país eso es problema de cada uno.

Además, el hecho que esté trabajando en la cadena productiva ya está incorporando valor al país que lo acoge.

- Yo creo que una comunidad extranjera tiene derecho a mantener su cultura y darle el valor cultural aquí en Chile. El desafío que tenemos con los inmigrantes es favorecer su inclusión en acceso a salud educación, trabajo, pero también cultural, que es un aporte a nuestro país.

Por ejemplo, la cocina chilena ha mejorado mucho gracias al aporte de la comida peruana. Entonces, sería una pobreza decirles "vengan y dejen su cocina en Perú… cocinen empanadas y porotos con rienda". ¡No! estamos felices de comer ceviche, pisco sour, tiradito de pescado, lomo salteado.

- En cualquier país del mundo acostumbrado a la diversidad uno encuentra comunidades que celebran sus triunfos, sus fiestas. En Boston, los irlandeses celebran el día de San Patricio pintando el río de verde. Chicago es la ciudad polaca más grande del mundo después de Varsovia. Tienen sus parroquias en polaco, sus fiestas en polaco, pero son ciudadanos norteamericanos.

Lo que pasa es que en Chile, que somos un país chiquito, arrinconado, parroquial, no estamos acostumbrados a ver eso.

- Así como hay que hacer un esfuerzo de parte del chileno a acoger al distinto, también el extranjero tiene que aprender a respetar a sus vecinos y a la gente con la que convive. También tienen que ser parte del proceso de adaptación a un país diferente. Esa conversación entre la cultura que traen y la cultura que los recibe es algo que tenemos que abordar mejor.

- El área de educación del SJM es tanto para migrantes como para chilenos, justamente para sensibilizar y que las personas entiendan el migrante viene a trabajar y que seguramente dejó su país porque ahí no encontraba las condiciones básicas para vivir bien y nosotros esperamos ofrecerle eso.

- Porque estamos hablando del respeto a los derechos humanos, y migrar es un derecho. En Chile hay medio millón de extranjeros pero hay casi un millón de chilenos afuera. En tiempo de la dictadura, muchos países tuvieron sus puertas abiertas para recibir a chilenos. En Chile hay trabajo, espacio, territorio, riquezas. Tenemos estabilidad política, el ingreso per cápita más alto de América Latina, y, si podemos compartir lo que tenemos con otros, es un deber hacerlo. J