Secciones

Las "hormiguitas de overol" que un día poblaron el barrio industrial

E-mail Compartir

La anécdota la contó en una de sus visitas a Arica el ex futbolista Leonel Sánchez, el cual inspiró la famosa frase del Premio Nacional de Periodismo Deportivo, Julio Martínez: "Justicia divina, justicia divina", tras anotar el histórico gol a Rusia en el mundial de fútbol "Copa Jules Rimet" 1962.

El zurdo señaló que tras el triunfo, los seleccionados de la Roja (aunque ese partido jugaron de blanco), salieron al floreciente comercio ariqueño a comprar "algunos regalitos" para llevar a Santiago.

En su caso, deseaba tener un televisor, artículo que por aquellos años era un verdadero lujo para cualquier hogar, lo mismo que muchos de los artefactos que acá se fabricaban y ni qué decir de los autos que se armaban en el entonces verdadero barrio industrial ariqueño.

La sorpresa fue que cuando Leonel Sánchez fue a comprar el televisor (y eran en blanco y negro), el comerciante no dudó dos veces y le regaló al delantero dos de estos aparatos.

Fuera de eso, él y sus compañeros, protagonistas de la hazaña de vencer al coloso ruso con el famoso Lev Yashin ("La Araña Negra), en el arco, no tuvieron problemas en el aeropuerto para pasar los "regalos".

Valga la anécdota del hombre que también tiene su frase para el bronce: "que gane el más mejol", para dar cuenta del boom que vivió la ciudad de la eterna primavera en la década del 60 y principios del 70 con la zona industrial, cómo fue su auge, caída y lo que se viene.

Curiosamente, otro futbolista, pero en el campo amateur, visitó por esos años en varias oportunidades la ciudad, hasta que encontró trabajo en la poderosa transnacional Citroen. Waldo Bruna Díaz, recuerda perfectamente cómo fueron esos tiempos en que al final se quedó en Arica y entró a trabajar a esta importante fábrica de la época.

En el caso de la automotriz francesa afirma que trabajaban en tres turnos, completando unos 1.800 operarios "y así habían tantas otras empresas donde laboraban alrededor de 11 mil personas en la zona industrial, que era en esos tiempos la bonanza de Arica".

DE TODO

Menciona que existían empresas automotrices, electrónicas, textiles, "de todo había, desde fábricas de zapato hasta de camiones".

También, cuenta que "después del golpe militar empezaron algunas empresas a decaer y allí donde estaban emplazadas, hoy se puede observar a las pymes, porque sólo algunas quedaron y luego se instaló un parque Chacalluta que no funcionó".

Una reflexión no menor es la que realiza el ex trabajador de la Citroen al aseverar que "yo nunca más he visto a Arica como en esos momentos, cuando los días viernes le pagaban a la gente y el comercio era espectacular, por lo que desde ese tiempo no fue lo mismo y la prosperidad no volvió a ese nivel".

Sobre las razones por las cuales subsistía este verdadero paraíso industrial en la puerta norte de Chile, recuerda que "el gobierno de Jorge Alessandri cuando industrializó Arica y Punta Arenas, las empresas se instalaron con beneficios de parte del Estado y de tal manera pudieran llevar su producción al centro del país y después algunas se instalaron por allá, no con las mismas garantías, pero estaba el tema del transporte y de todas formas Arica hasta los años 75, 76, mantenía signos de bonanza".

En cuanto a los sueldos, menciona que eran diferentes de acuerdo a la empresa, pero en Citroen "ganábamos muy bien, había bonificaciones y una ley que permitía destinar fondos de utilidades para terrenos con miras a viviendas de los trabajadores".

Por último, ratifica que cuando se abrió la Zona Franca en Iquique, a las empresas no les convenía armarlos en Arica, sino que traerlos de afuera, importarlos, dado que además, el gobierno militar bajó abruptamente el precio del dólar dejándolo a 37 pesos de la época, lo que terminó por derrumbar la otrora floreciente zona o barrio industrial ariqueño.

"Las armadurías de automóviles, televisores, textiles, todo eso acabó y además recuerdo que antes la línea electrónica abastecía el mercado andino, incluso estaban en planes para producir también vehículos con destino a los países integrantes, pero cuando fue el golpe de Estado expulsaron a Chile de dicho tratado", señala Bruna.

LAS HORMIGAS DE OVEROL

Para Juan Belmar, quien se desempeñó en una de las fábricas electrónicas, fue la etapa más linda en su vida, porque llegó desde Santiago con su esposa y dos de sus hijos pequeños en aquel entonces, viviendo en la población Juan Noé, un sector que nació para el mundial del 62 y que sirvió para radicar a muchos de los operarios de la zona industrial.

Belmar, cuenta que "lo más impresionante era la hora de salida del trabajo, porque todo el sector de la panamericana o avenida Santa María se llenaba de trabajadores y a lo lejos decían que éramos como miles de hormigas de overol".

También confidencia que muchos de sus compañeros "se daban el lujo de regodearse, porque si no conseguían pega en un lado, se iban a otra industria".

En lo personal y familiar, acá en Arica, tuvo a su tercer hijo y los tres estudiaron en el Colegio San Marcos.

Otra situación que destaca eran las condiciones laborales, "adelantadas para la época, porque teníamos de todo, y sé que en el caso de las textiles donde laboraban mujeres, ellas disponían de guarderías y todas esas cosas".

LA CAIDA

El ex trabajador electrónico afirma que la debacle comenzó con el gobierno de la ex Unidad Popular, "donde llegaron los interventores y había mucho conflicto con los empresarios, ya que bajó la producción y se politizó más el ambiente".

Asimismo, revela que "el golpe de gracia fue la política económica instalada por la dictadura que acabó con la industrialización por las importaciones, donde salía más barato al empresario importar que fabricar y la cesantía fue enorme, daba pena ver cómo se perdía todo y el barrio industrial iba de a poco quedando como un cementerio de enormes galpones".

En aquellos años, los pocos industriales que permanecían en la ciudad se organizaron y exigían medidas en las visitas del general Augusto Pinochet.

Las reuniones en el fenecido Hotel Azapa Inn contaban con asistencia de varios gremios disgustados, porque para empezar, el gobierno militar privilegió a Iquique, otorgándole la zona franca comercial y una extensión que nunca resultó para Arica que comenzaba a retroceder.

Si con el Puerto Libre y el boom industrial, la ciudad creció significativamente en población, la llamado política de contención militar ante potenciales conflictos con países limítrofes sepultó a Arica.

Fue la época de los famosos estudios, informes y proyectos para sacar a Arica del letargo con diversas propuestas hasta la llegada de los gobiernos de la ex Concertación, donde los paros con crespones negros sacudieron y llamaron la atención de todo el país.

El Parque Industrial Chacalluta impulsado por los gobiernos concertacionistas y luego la zona franca industrial dependiendo de varias trabas con los vecinos de Iquique, no fueron la solución.

Las pocas empresas que sobrevivían como el caso de la General Motors lo hacían al amparo de subsidios estatales, imposibles de solventar, sobre todo que los mercados de exportación como México y Venezuela se fueron cerrando con políticas proteccionistas.

Todo un símbolo del fin fue cuando el Hogar de Cristo recibió la última unidad de la Chevrolet D-Max fabricada por manos de operarios ariqueños en la planta de la General Motors de Arica, tras 34 años, un 31 de julio del 2008.

EL TRASLADO

De allí para adelante, los galpones del barrio industrial comenzaron con otro destino como es el caso de la instalación de varios liceos y colegios, y algunas grandes industrias.

Donde otrora funcionara la poderosa fábrica de televisores "Bolocco" propiedad del padre de la Miss Universo, Cecilia Bolocco, en avenida Santa María con Brasil, ahora se emplaza el Liceo Domingo Santa María.

Contiguo al Súper Agro Santa María, estaban los galpones de la empresa textil "Banvarte" y por avenida Argentina abundaban las armadurías de automóviles como la Nun y German, British Leyland.

En Santa María con Renato Rocca, donde estaba la Citroen con su carismático gerente general Pierre Chapar, hoy funciona la avícola Ariztía.

Y en muchos otros sectores hay pequeños talleres mecánicos e incipientes pymes, todo lo cual hace que convivan no muy armónicamente colegios, liceos, industrias, etc.

Edward Gallardo, presidente de Asinda (Asociación de Industriales de Arica) confirma que "el traslado de este barrio industrial está inserto en el plan presidencial de zonas extremas, donde los asociados nuestros están optando cambiarse desde este lugar al nuevo barrio en el camino de ingreso al aeropuerto, a un costado del parque Zofri Arica".

Adelanta que el plano o loteo ha podido ser consensuado con Bienes Nacionales, con cerca de 70 hectáreas, para inscribirlas en el Conservador de Bienes Raíces.

"En una primera etapa estos terrenos van a ser arrendados y una vez que cada empresa o industria cumpla con su plan de inversión, se les va a hacer venta de ellos", afirma el presidente de Asinda.

Asegura que en este plan están comprometidos todos los industriales asociados y el fundamento del proyecto es que para el barrio industrial actual de acuerdo al plano regulador se vendrían inversiones de carácter inmobiliario. J