Buen panorama para este 21
Ayer se inauguró la fiesta de la Vendimia en el Valle de Codpa y hoy la celebración sigue con la realización del pisa pisa más grande del mundo que planea batir el récord guiness. En la noche estará Illapu.
Ayer se inauguró la fiesta de la Vendimia en el Valle de Codpa y hoy la celebración sigue con la realización del pisa pisa más grande del mundo que planea batir el récord guiness. En la noche estará Illapu.
El 21 de mayo de 1879 se libró uno de los episodios más heroicos de la historia nacional. En la rada de Iquique, un grupo de chilenos se batió en combate ante una fuerza muy superior y la mayoría de esos hombres rindieron la vida por lo que ellos consideraban justo en un conflicto bélico, la Guerra del Pacífico, que tuvo consecuencias insospechadas para lo que hoy es Chile.
Hay quienes reflexionan en las razones de recordar un momento que puede haber sido hasta doloroso, solamente compensado por el heroísmo y los valores patrios. Lo cierto es que lo importante no es sencillamente el sufrimiento de perder en un conflicto bélico a un hombre del valor de Prat, junto a quienes lo acompañaron, sino la entrega sin límites de estos chilenos, encabezados por un marino distinto para ese entonces y que dio una muestra de valentía y convicción que fueron una gran motivación para varias generaciones.
Desde aquel momento y por décadas, el 21 de mayo quedó en el corazón de los chilenos y en especial en las ciudades del norte, donde se valora enormemente este trozo de la historia. Sin embargo, en los últimos años el significado de este día se ha encontrado de frente con la expectación que genera la cuenta pública presidencial.
Lamentablemente, la atención hace un tiempo ya no sólo se fija en el contenido del mensaje, sino que en manifestaciones que de lo legítimo, en ocasiones pasan al vandalismo y la violencia sin sentido, la descalificación y las peores maneras de enfrentar la disconformidad. De la violenta muerte de Prat, pero cargada de un contexto histórico, distinto, aún en una guerra, pasamos a una violencia de ideas en la que no existen héroes.
Es de esperar que este 21 de mayo rescate lo mejor de nuestra vida republicana y también de nuestra historia, con el homenaje a Prat y su gesta inolvidable, con el respeto que su memoria y la de sus hombres merecen por su legado en el Combate Naval de Iquique.
Pero junto a ello, que también prevalezca el respeto a quienes el país ha elegido para que lideren su camino y su historia.
Muchas veces un conflicto penal puede tener una forma de término socialmente más útil que una sentencia condenatoria. Pensemos por ejemplo en delitos menores cometidos por personas sin compromiso delictual -un hurto o un manejo en estado de ebriedad cometido por una persona sin antecedentes- o casos en que un víctima le interese más ser reparada -un choque, un giro doloso de cheques ¿Es necesario en esos casos llevar adelante la persecución penal a toda costa? ¿No existirán mayores beneficios sociales en evitar esas condenas y llegar a términos más útiles, menos gravosos y más adecuados y proporcionales a la falta cometida?
El sistema procesal penal prevé para estos casos las llamadas salidas alternativas. Se trata de causas en que está involucrado un interés preferentemente privado (acuerdos reparatorios) o se trata de casos menores en que una persona sin antecedentes penales queda sometido a ciertas condiciones por un período mínimo de un año, en que si cumple aquéllas satisfactoriamente y no es formalizado por nuevos delitos, puede ver su causa sobreseída (suspensión condicional del procedimiento). Se opta aquí por no ingresar a personas al circuito penal y su correspondiente círculo vicioso -ingreso a penales hacinados con bajas posibilidades de rehabilitación, inicio de carrera delictual, antecedentes penales que implican una estigmatización y una fuerte dificultad para reingreso a la vida laboral y por ende a la vida social normal-, lo que redunda en mayores beneficios sociales, facilitando los procesos de reinserción en su caso, y obteniendo además una reparación efectiva a las víctimas en casos que no son de gran relevancia social.
Ingresar gente a la cárcel no puede ser el único objetivo de un sistema penal. La experiencia nos demuestra que evitar el ingreso al sistema penitenciario exhibe mejores resultados, evita los efectos estigmatizantes de la pena y presenta menor tasa de reincidencia, lo que convierte a estas salidas en una mejor y más efectiva respuesta del sistema al conflicto penal.