El río San José
Tiene su historia. Intermitente, baja de vez en cuando. Parte del año su lecho se convierte en vertedero de basuras. No recuerdo la fecha en que ocurrió el violento imprevisto pero creo que fue en la década de los setenta. Todo normal en la Universidad de Chile, sede Arica. Por razones de horario (18:00 a 21:00 horas) tres profesores desarrollábamos nuestras cátedras en la Facultad de Educación: Carlitos Fuentes ( psicología), Rafael Montecinos (metodología) y el suscrito (Orientación) frente numerosos alumnos de los cursos superiores de pedagogías. Cumplíamos nuestras tareas cuando el bullicio de numerosos militares se hizo presente en el edificio de Velásquez. Disgustados, consideramos tal acción como un atentado a la autonomía universitaria y las reacciones no fueron las mejores. Otras Facultades que desarrollaban sus labores se unieron a las protestas. Poco demoramos en reconocer garrafal error… los presuntos "invasores" habían ingresado para avisarnos que debíamos abandonar urgentemente el edificio, pues el San José venía arrasando con todo. Cumplían con avisarnos que la violencia del caudal amenazaba con evidente riesgo a la Universidad, hotel "El Paso" y vecindad del sector ubicados muy cerca de la desembocadura. Nos disculpamos. Desbordado, superaba las partes más altas de su cauce. El sector oriente de Arica estaba seriamente afectado, la cancha de la Liga de Empleados inundada, casas y calles anegadas. Algunos logramos salir rápidamente, otros prefirieron la parte superior del edificio. El primer piso se inundó completamente. El barro y grandes piedras lo dañaron todo. De la biblioteca ni hablar. El Hotel "El Paso" casi desapareció. El pánico fue fenomenal. El San José ha seguido causando inconvenientes, algunos leves, otros severos: inundación del Grupo de Formación Policial de Carabineros, puentes, vías férreas, el camino al Santuario de Las Peñas varias veces en la miseria. Merece atención. La naturaleza actúa sin aviso. El imponente "Calbuco" y compañía, por años dormidos, sumados a las interminables trepidaciones constituyen ejemplos.