Las escaleras no son nada sencillas
Un gran número de corresponsales y autoridades se subieron al buque Sargento Aldea para la inauguración del Mes del Mar y más de uno sufrió con las inclinadas escalinatas de la enorme embarcación.
Un gran número de corresponsales y autoridades se subieron al buque Sargento Aldea para la inauguración del Mes del Mar y más de uno sufrió con las inclinadas escalinatas de la enorme embarcación.
La muerte de un ciclista, el pasado fin de semana, impactó a la comunidad ariqueña. El joven Fernando González -deportista que se preparaba para la "Vuelta a Chile"- recorría el sábado, casi al caer la noche, la avenida Las Dunas, cuando fue alcanzado por un vehículo que se dio a la fuga, quedando gravemente herido, tendido en el suelo.
La víctima falleció, en un hecho que vuelve a poner en debate la relación que existe entre los ciclistas y los automovilistas como usuarios de las vías. Evidentemente, también deja en entredicho las condiciones en las que hoy se encuentra el sistema vial para acoger a los ciclistas.
En el mundo ideal, se aspira a que alguna vez el respeto y la conciencia primen, por parte de ciclistas y automovilistas para que el respeto prime y no ocurran accidentes de este tipo. Con más de una tonelada en sus manos, los conductores de vehículos motorizados tendrán que entender que su irresponsabilidad al volante, por lógica, puede ser más trágica que la de un ciclista. Lamentablemente, los hechos muestran que los automovilistas se han vuelto cada vez más temerarios y agresivos, incluso entre ellos mismos, lo que ha sido constatado e informado anteriormente.
Sin embargo, todo esto no exime de la responsabilidad que se exige a quienes eligen pedalear. El uso de las bicicletas requiere del cumplimiento de las normas de tránsito y también de las disposiciones de seguridad establecidas para los ciclistas y sus vehículos, disposiciones que claramente no son seguidas por muchos ciclistas, en una realidad evidente y cotidiana.
Con todo, y considerando que la brecha que existe entre ciclistas y automovilistas no es algo que se solucione en un corto plazo, a la luz de las evidencias, también es vital que el Estado disponga de la infraestructura vial segura y adecuada para los ciclistas. No se trata sólo habilitar bandas. No es lo que el mismo Gobierno ha dispuesto en otras comunas del país. Se trata de invertir en infraestructura vial de alto estándar para los ciclistas, para reducir los riesgos que hoy enfrentan sus usuarios en las calles de Arica.
Parece no haber dudas que, en nuestra sociedad se encuentra instalada una delicada crisis de confianza. Sin embargo, afirmar que esta crisis en generalizada y nadie le cree nada a nadie es llevar las cosas demasiado lejos; fundadamente esto no es así todavía en muchos órdenes de nuestra sociedad, cuyos problemas son de naturaleza distinta.
Lo claro es que, esto trata de ciertos actores clave de nuestra sociedad, de un grupo o más bien una elite, cuyas conductas y actitudes se han demostrado en los hechos excesivamente generalizadas y alejadas de lo que esperábamos de ellos y de lo que ellos nos ofrecían. Parte de quienes asumieron un rol decisivo en la conducción de nuestro país hoy no son los que dan cuenta de los males de la sociedad chilena y le proponen soluciones, sino que se han transformado en los protagonistas y ejemplo para algunos de esos males.
Por lo mismo la solución no es fácil; instalada y reforzada cada día la sospecha, ¿Qué se puede hacer? Las declaraciones, silencios, parafraseos, grandilocuencias, discursos, subterfugios verbales, tratándose de los propios afectados que se muestran haciéndole una finta al problema no parecen ayudar mucho a recuperar la credibilidad, más bien agregan leña al fuego.
Tampoco pareciera ser que llenarse de leyes de seudo transparencia y saturar toda actividad pública de controles hasta en el más mínimo detalle para mostrar probidad puede contribuir a mejorar la confianza en quienes realmente hay que recuperar la confianza. En un clima como el actual pueden aumentar las sospechas y los sospechosos; incluso llevarnos hasta el absurdo. La confianza no se recuperará por decreto, aunque este contenga lo propuesto por una comisión; el asunto real no va por reglamentar la venta del sofá de don Otto, sino que parece más profunda y compleja y con algún tiempo por tomar. ¿Y mientras tanto qué? ¿Seguiremos el ejemplo de don Otto pero trabajaremos en normas que transparenten la venta de su sofá?