Humor chilensis
Los chilenos pasamos por una etapa de mal humor generalizada porque muchos políticos, no todos, han defraudado al país. No obstante lo anterior, no hemos perdido el sentido del humor y nos reímos hasta cuando tenemos ganas de llorar. Hace medio siglo uno debía medirse antes de hacer una broma a algún político. Hoy hasta se le puede poner algún apodo y éste ya ni tiene derecho a enojarse. Y si lo hace le puede ir mal porque recibe la sanción moral a través de las redes sociales. Y empieza el humor chilensis, como cuando alguien me dijo que con esto de las erupciones, inundaciones, el temblor Caval, boletas truchas, le está temblando el piso a la Moneda y que están más nerviosos que aval de trapecista. Hemos comprobado también que algunos políticos tienen un currículum vitae más abultado que el ego de ME-O. Pero tengamos cuidado también, porque hay personas que son más peligrosas que un boliviano haciendo un mapa, o más falsas que boleta de político. Reconozcamos, eso sí, que el político es como el eco: siempre tiene la última palabra; además, para ellos, son los "demás" los que siempre están equivocados.
Mauricio Pilleux Dresdner