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Bendita agua

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El 17 de Abril del 2015, los socios de la Agrupación de Pequeños Agricultores de Arica y Parinacota, celebraron un acontecimiento histórico, a las 14.02 horas brotó el primer chorro de agua en el estanque acumulador, esto parece muy simple, pero no lo es. Una frondosa cantidad de agua de color café, por el arrastre de los sedimentos, que al pasar las horas se torna cristalina y empieza a inundar el estanque acumulador de 11.500 metros cúbicos, para dar el puntapié inicial al cultivo de las 350 hectáreas del Proyecto Lote B de Pampa Concordia, zona desértica limítrofe con Perú.

Este sagrado líquido llega después de innumerables y tediosos trabajos, entre ellos la colocación de cerca de 20.000 metros de tuberías de HDP, instalación de un generador industrial, reparaciones de desperfectos ocasionadas por fallas humanas, pero todo se pacifica cuando se ve el fruto de esta difícil etapa, al ver verter la bendita agua que da la señal de partida para materializar los anhelos de empezar a sembrar.

La adversidad de terreno, el agua limitada, no es impedimento para que 80 familias, que han cifrados sus esperanzas, en conquistar esta parte del desierto, que parece un terreno adormecido, pero que espera sin inmutarse que le extraigan su generosidad escondida a los que están dispuestos a trabajar con rigor para que entregue los frutos deseados.

Noble misión es el de la Agrupación de Pequeños Agricultores de Arica y Parinacota es que esta frontera de fines bélicos, se convierta en una zona de producción agrícola y aún más en un espacio de paz.

Claudio Godoy Toro

Recursos y el desarrollo de Arica

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Hace algunos meses viajé por vacaciones a Cusco y de paso me quedé en Arica, la entrada de Chile, unos días. Es brutal la diferencia que existe con otras capitales regionales del norte del país.

El pasado miércoles 15 de abril leí en su diario el debate que existe entre los dineros que el Estado tiene disponibles para invertir en la ciudad y la realidad que están viviendo, con el escaso accionar que ha retrasado la inversión gubernamental.

Las cifras en cuestión, y en el papel, suenan astronómicas, pero lo que uno ve en las calles se contrasta con el escaso desarrollo que ha atentado históricamente contra Arica en las últimas décadas.

Sería bueno que las promesas y la capacidad de gestión que se afloran en los discursos se conviertan en un hecho real para que su ciudad tenga el desarrollo, sobre todo patrimonial y urbanístico, que una capital regional debe tener.

Guillermo Martínez

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