El verano aún no muere en Arica
A diferencia de otras ciudades del país donde el otoño ya está haciendo estragos, en Arica aún se pueden usar chalas, shorts y tomar helado. Esperemos que el frío sea benevolente.
A diferencia de otras ciudades del país donde el otoño ya está haciendo estragos, en Arica aún se pueden usar chalas, shorts y tomar helado. Esperemos que el frío sea benevolente.
Los dichos del contralor nacional, Ramiro Mendoza, en su última cuenta pública, trajeron de cierta manera a la memoria, algunas de sus críticas al sistema dadas durante el Seminario de Derecho Constitucional del Centro de Estudios Sociedad Libre, a fines de septiembre de 2014. En la oportunidad, apuntó en general al debilitamiento de las confianzas que existe hoy no sólo desde la ciudadanía hacia el sector público, sino que también al privado, y el valor de rescatar la confianza en las instituciones.
Sin embargo, las palabras de Mendoza también se refirieron críticamente a instituciones del Estado y su funcionamiento, lo que provocó reacciones en el mundo político, incluso con esbozos de una acusación constitucional de parte de algunos sectores.
En lo medular, las palabras del contralor encontraron eco en hechos que hoy son investigados y que incluso, motivaron al Gobierno a establecer una "Comisión Asesora Presidencial contra los Conflictos de Interés, el Tráfico de Influencias y la Corrupción".
"No podemos cerrar los ojos, la corrupción ha llegado", afirmó Mendoza en su última cuenta pública, entregada este lunes, palabras que nuevamente generaron discusión y controversia en el mundo político. Para algunos, una exageración, un análisis inadecuado; para otros, incluso palabras extemporáneas pues también existe la percepción de que los actuales casos no marcan la "llegada" de la corrupción, sino que simplemente, la visualización de los hechos.
Lo cierto es que los antecedentes han llevado a que se formulen agendas, leyes y comisiones en busca de la transparencia, en esfuerzos no recientes y que, afortunadamente, han llevado a que nuestro país registre niveles bajos de corrupción. Sin embargo, resulta nuevamente un golpe a la confianza el que los casos de corrupción que se investigan tengan en entredicho a quienes son o han sido protagonistas de estos esfuerzos, precisamente por combatirla.
Otra vez la clase política tiene tarea por delante: recuperar la confianza no sólo en la actividad, sino que en el sistema, sus instituciones y su funcionamiento.
Con lento caminar, llevaba días rondando la casa. Con sus sesenta y cinco años su conciencia lo intranquilizaba y le atormentaba el abandono que un día hizo de su hogar formado por su esposa y único hijo.
Su pronta afición a la vida liviana, noches de fiestas interminables con amigos donde corrían el trago y los amoríos ocasionales le llevaron a dejar de lado sus compromisos asumidos en su matrimonio civil y ante la iglesia. La paciente comprensión que le brindaba su mujer, no cambiaba su proceder.
Profesional, muy buena madre lo aceptaba todo por su hijo y trataba de arreglar las cosas pero nunca pensó que serían abandonados imprevistamente por quien, pese a todo, tanto amaban. Transcurrieron los años. El menor se había convertido en aventajado universitario.
El padre olvidó que tarde o temprano los errores hay que pagarlos. Su agitado vivir le pasó la cuenta. Su salud lo afectaba seriamente, los "amigos" desaparecieron, la soledad y el temor eran su compañía.
También llegó el momento de su tardío arrepentimiento por el trato que dio a su familia.
Su buen trabajo acabó. Le atormentaba el no haber brindado el apoyo afectivo y económico que su familia necesitaba.
Algo sabía de su hijo. Un día decide abordarlo a la salida de la Facultad y por su nombre le pregunta: ¿Sabes quién soy?. ¡Perdone, pero yo no le conozco!. ¡Soy tu padre!... Señor, mi padre desapareció cuando tenía escasos años. Lo lamento, pero usted se equivoca. ¡Tienes mi apellido!. Probablemente sea una coincidencia. Me hubiese encantado tener un arquetipo, pero no fue posible lograrlo. Hace tiempo lo perdí pero la gracia divina me brindó la oportunidad de tener a mi lado y ser muy feliz con mi madre que suplió con abnegado esfuerzo la ausencia.
A veces observo caer de sus hermosos ojos azules un par de lágrimas. En ocasiones el destino juega malas pasadas. ¡ Adiós señor!.