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Entre reclamos se entregaron casas a afectados por tóxicos

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El Gobierno entregó ayer 376 viviendas para la reubicación de los hogares de Cerro Chuño, afectados por los desechos tóxicos de metales que dejó la Compañía Boliden, entre 1984 y 1986. El acto se desarrolló junto a muestras de disconformidad de vecinos que creen que se les está retribuyendo menos de lo que merecen.

El plan maestro de relocalización de familias afectadas por los polimetales del Ministerio de Vivienda y Urbanismo tuvo una inversión de alrededor de 8 mil millones de pesos,

La obra responde a una demanda comunitaria al Gobierno de Chile, que fue sancionada por La Corte Suprema en 2007, por la responsabilidad en los desechos tóxicos de metales traídos de Suecia y Estados Unidos a finales de la década del 80 del siglo pasado.

La extinta empresa nacional Promel era la encargada de la manipulación de los materiales, no obstante, 10 años después, los habitantes cercanos a la obra empezaron a padecer graves problemas de salud como cáncer, dolores en las articulaciones y huesos, tos crónica y dificultades respiratorias.

Al respecto, el subsecretario de Vivienda y Urbanismo, Jaime Romero Ángeles, manifestó en la ceremonia que "el Estado debe hacerse cargo por los errores que comete, por acción o por omisión, y debe corregirlos. Hoy lo estamos haciendo".

Las casas entregadas tienen dos pisos, abarcan un área de 58,8m2 y una losa de ampliación de casi 10 m2; cuenta además con cierres perimetrales y rejas con entrada peatonal y de vehículo.

El intendente regional Emilio Rodríguez afirmó que son viviendas en buen estado y con "la posibilidad de acceso a espacios comunes, en los que la junta de vecinos va a poder trabajar".

Sin embargo, la disconformidad se hizo notar en el acto. No faltaron los carteles de protesta en los que se calificó la entrega como "La gran estafa del gobierno".

Virginia Peters Parra, vocera por la comunidad en el evento, reconoció que "a muchos nos les gusta la solución" pero les aconsejó recibir las casas con alegría: "tienen que pensar en que los hijos que vengan ya no estarán con el flagelo de la contaminación".

Algunos beneficiarios opinaron que si bien las casas son del mismo tamaño que las de Cerro Chuño, faltan los arreglos que tenían las antiguas, como pisos, pintura y ampliaciones.

Virgnia Marín, con llaves nuevas en mano, dijo que deberá venir a hacer ampliación "porque en este tiempo la familia creció y ya somos 8 personas".

Por otro lado, hay quienes se han quejado porque algunas edificaciones presentan quiebres en las paredes, goteos de agua y daños en los cierres perimetrales. Pese a todo, las llaves ya fueron entregadas. El Gobierno, ha dado a los vecinos un plazo de tres meses para terminar de ocupar las casas nuevas y abandonar el sector contaminado. J