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A Rocío Marengo

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Rocío Marengo, la modelo argentina que alcanzó su peak de fama cuando se montó en las piernas de una serie de diputados al ritmo de "El koala", confiesa a El Líder que está asustada. Su intimidad, explica, corre peligro. Se siente invadida. No se atreve a salir sola a la calle. Y, cada cierto tiempo, desliza la cortina de su departamento en Buenos Aires y vigila la vereda. Un hombre de aspecto perturbado está detrás de sus pasos: se hace llamar Jameston Herrera, nació en Coquimbo y es experto en reparar computadores.

UNA FOTO

La primera vez que Jameston vio a Rocío Marengo fue en 2004. Se acercó a ella tímidamente, se presentó como un fan y le pidió, titubeando, una fotografía. Ensayó su mejor sonrisa, simuló tranquilidad y posó su mano diestra sobre la cintura delineada de Marengo.

De ahí en adelante, siguió un número indeterminado de encuentros. Apariciones fantasmas, frases cada vez más emotivas: "Rocío, mi amor. Rocío, te amo. ¡Rocío, casémonos!". Jameston Herrera, dice Rocío, se obsesionó. "¿¡Qué sé yo!? Quizás como fui buena onda confundió las cosas", reflexiona.

Después de las apariciones empezaron los mensajes. Declaraciones de amor apasionadas a través de Twitter y Facebook. Peticiones de mano. Poemas relativamente conmovedores. "¡Distorsionó la realidad! Se empezó a pasar una película como si estuviera casado conmigo", relata Rocío.

Y a los mensajes le siguieron los regalos. Primero hordas de koalas. Algunos de peluche, otros de plástico. Grandes, medianos, pequeños. Llaveros, dibujos, fotografías extraídas de algún número añoso de National Geographic.

Después comenzó a variar. Si Marengo decía que le gustaba maquillarse, Jameston le hacía llegar cosméticos en cantidades industriales. Si Marengo hablaba de anteojos, Jameston le enviaba lentes.

De todos, sin embargo, el último de los regales fue el que provocó más preocupación. El acosador talló en madera el mismo auto que Rocío tiene en Argentina, detalles mínimos incluidos. "Le puso la marca del auto, lo pintó. ¡Hasta le puso la patente! ¡Lo sabía todo!", cuenta.

La locura

Rocío Marengo baja la voz y hace una denuncia grave: "Venía todo bien, ¡hasta que me amenazó de muerte!".

- Lo denuncié a la PDI. Ahí desapareció un tiempo.

Pero Jameston, persistente, reapareció en Buenos Aires el lunes pasado. El hombre, de edad indeterminada, viajó a Argentina para saludar a la modelo el día de su cumpleaños. Se paseó con ropas oscuras por fuera de su departamento. Recorrió la ciudad y fue a un canal de televisión a hacer un llamado eufórico: "Yo soy el novio de Rocío", le dijo a un animador famoso.

Rocío cree que este hombre tiene "una bipolaridad: a veces me agrede y me dice que me va a matar, y después pasa al amor. No sé cómo va a reaccionar".

- Estos días que estuvo acá obvio, tomé recaudos. No ando sola, cuando salgo me fijo que no haya alguien. Me siento invadida.

Rocío dice que viajará a Chile y lo hará acompañada. Jameston, imagina, podría volver a cruzarse. Así, de la nada y de forma fantasmagórica. Porque Jameston, explica Rocío, ya domina el arte del ocultismo. J