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Ariqueño Prevencionista de Riesgos quiere ser el más extremo del Bodyboard local

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Un enamorado de su hijo Yeray, del deporte y en especial el Bodyboard, se considera Yerko Vásquez, conocido entre sus amigos por tener poco miedo a la hora de tomar una ola de mayor tamaño. Ello le ha permitido generar buenos lazos entre sus colegas del agua, casi como una familia debido al tiempo que le dedica a su pasión.

Esta disciplina ha sido parte fundamental de su vida, es uno de los riders locales de esta disciplina, uno de los pioneros en la práctica del Bodyboard. Durante el año 2014 fue el campeón del circuito local "Copa Pelao Guillén" categoría Droop Knee, estilo del tipo hincado en la tabla.

Así también ha representado a la ciudad en el Mundial de Boyboard Arica Chilean Challenge, sin embargo no ha podido lograr meterse en el pódium, cosa que no es fácil considerando que en esa competencia llegan los 25 mejores del mundo.

Pero es su gusto por olas de gran tamaño, lo que ha escrito sus hazañas en el bodyboard local. No es raro verlo en olas que superan los 4 metros; El Gringo es su segunda casa y se ha convertido con mucho sacrificio en uno de los "locales" en ese lugar.

Muchos disfrutan con las espectaculares fotos que sube constantemente a las redes sociales; es que su destreza hace más fácil obtener buenas tomas, en especial tubos.

Como todo buen practicante, no ha estado fuera de algunas lesiones y dificultades, pero su pasión es mayor y espera romper más records, esta vez fuera de Chile.

Olas Gigantes

Su próxima parada en este deporte es domar una de las olas más grandes y perfectas del mundo, Teahupoo en Tahiti. Su nombre significa "Muro de Calaveras", un rey guerrero de esa latitud que le gustaba coleccionar cabezas.

Es una ola de 5 a 10 metros de altura, que rompe en el arrecife y corre hacia la izquierda. Es parte del circuito ASP World Tour de Bodyboard y ya ha cobrado sus víctimas, como el deportista Bryan Taerea en el año 2000.

Como dicen, "en casa de herrero, cuchillo de palo", y es que Yerko es de profesión Técnico en Prevención de Riesgos, lo que le permite comprar tablas e implementos, bastante raro para quien practica un deporte extremo cuando están las peores condiciones marítimas y es el mejor instante para hacerlo.

Aseguró que su gusto por bajar olas gigantes se debe a que una vez vio a su colega y amigo Eddy Ramírez en una ola de unos 4 metros y ahí nació su motivación; "desde niño me di cuenta que cuanto más grande era la ola, más adrenalina era. Siempre andaba buscando las mejores olas, en arena o roca; cuando empecé a correr en El Gringo, fue lo mejor. Esta ola llega a medir 5 metros, el fondo es rocoso con Picorocos, he logrado surfear algunas de las más grandes y mi gusto por este deporte me ha permitido hasta ahora seguir entrenando duro para no tener complicaciones en mis caídas".

El deportista contó que el 2010 vivió unos de sus peores episodios en el bodyboard; "pensé que me había destruido la cara, bajé una ola no de gran tamaño, ingresé a un tubo y no pude salir, me tiró de lleno contra las rocas. Golpeé mi rostro sólo una vez, pero bastó para tocarme la cara y mirar mis manos y con sangre. Perdí un diente, tuve que sacarme carne de la pelvis para reconstruirme parte del mentón, mi lengua salía de un lado al otro con la boca cerrada. Me colocaron 13 puntos en el labio inferior, fue bastante fea y pensé lo peor en ese momento, gracias a Dios no pasó a mayores".

Respecto a Tahiti, está seguro que logrará domar a la "bestia" gracias a su entrenamiento en el "Flopos" El Gringo, pero como a todo deportista en Chile, el alto costo de los pasajes y el alojamiento no le permiten realizar aún su sueño; "quiero ir, sacar la cara por Arica, mostrar que acá hay un excelente nivel. Para mí es un sueño, espero poder conseguir un auspicio; me he esforzado mucho entrenando y juntando algo de lucas, pero es necesario la ayuda de alguien externo", comentó.

La alegría de su vida

No es difícil saber cuánto ama a su hijo Yerko Vásquez, basta con ver su Facebook y leer cada post donde expresa su cariño y cuánto lo extraña cada minuto del día.

Yeray se ha convertido en parte importante de su vida, es su motor de avance, quien le da fuerzas para ser humilde y una mejor persona, trabajar duro cada día para enseñarles muy buenos valores y darle lo que necesite.

"Uff, es bastante complicado explicar lo que siento por Yeray. Desde antes de nacer ya lo amaba, y ahora es mi vida entera, mi maquinita de amor. Disfruto cada momento con él y espero que siga mis pasos en el mundo del deporte. Cada triunfo y cada derrota incluso, espero que sea una motivación y ejemplo en ser mejor que su padre, en hacer lo que él quiera y ser el mejor siempre".

Yeray hoy tiene 5 años, ya ha corrido sus primeras olas y tiene todo un futuro por delante.

Yerko pretende que el deporte sea un estilo de vida, tal y como lo es para él cada día que recorre los distintos sectores costeros de Arica. J