Aclaran que no son prostitutas. Que su rubro no es cobrar por intimar con alguien. Y que sus servicios son, generalmente, recatados. El trabajo que desempeñan, explican, tiene tintes altruistas y busca sanar el cuerpo y el alma. Algo así como una terapia mística. Pero, aunque tenga similitudes, no es prostitución.

Y eso, estos trabajadores y trabajadoras abnegadas lo repiten hasta el cansancio.

Son terapeutas sexuales que trabajan exclusivamente con discapacitados. Su función es asistir a estas personas, incapacitadas para tener sexo en condiciones normales, y ayudarlos a explorar esa área. A desarrollar, de alguna manera, sus instintos íntimos.

La terapia, así como sesiones de conversación, incluye también actos sexuales. No son, eso sí, parejas afectivas del paciente. J