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Decisiones y medio ambiente

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No soy político, pero siempre me ha llamado la atención cómo las autoridades de Arica toman decisiones en torno a un determinado problema o desafío ambiental. Me pregunto si estás decisiones las toman bajo un criterio científico-técnico o simplemente lo hacen basado en la intuición personal. La verdad que las evidencias de proyectos completamente fracasados son contundentes y me hacen pensar que definitivamente no usan un criterio científico para canalizar las necesidades ambientales y turísticas de la ciudad. Vamos a tres ejemplos. (1) La comunidad probablemente recuerda las grandes estructuras tipo muelles abiertos que fueron instaladas en playa Chinchorro.

Historia breve para ambas estructuras que fueron derribadas al poco tiempo por un ciclo natural llamado acreción el que ha sido ampliamente documentado para la costa de Chile, e incluso mencionado para la misma playa Chinchorro y Las Machas. (2) La carretera costera que divide al humedal del Lluta. Otro gran error de las autoridades. Hay tremendos ejemplos en otros países que demuestran como las carreteras dividiendo el espacio físico de un humedal, manglar o cualquier estructura boscosa costera va a causar un daño irreparable a la flora y la fauna de ambos lados del ambiente ecológico intervenido.

La fragmentación del ambiente provoca entre otras cosas una disminución del flujo génico de las especies con bajo nivel de desplazamiento. Es en términos simples, como construir una muralla en medio del living de nuestra casa. (3) El último ejemplo que vengo a traer a colación son las varias terrazas que construyeron en el cauce del río San José.

Si lo que se pretendían era disminuir la velocidad del río en su descenso hacia el mar, lo lograron. Sin embargo el hecho de quitar velocidad al río cuando entra al mar va a provocar, probablemente, un cambio en el patrón de sedimentación de las partículas. Imagino que esto lo vamos a percibir en la ausencia de grandes terrazas intermareales durante el próximo invierno. Otra cosa importante es que las terrazas impiden la migración río arriba de los juveniles de camarones en su retorno desde el mar hacia el río y el movimiento de peces que migran altitudinalmente. Tema no menor si queremos conservar el patrimonio biológico de nuestros ríos. Resumiendo, me parece, sin ser arrogante, que las decisiones que toman nuestras autoridades carecen del suficiente fondo científico técnico que deberían tener proyectos que afectan a los recursos naturales de nuestra comunidad.

Desde mi punto de vista, pienso que no basta con hacer las cosas legalmente bien. A ello se le debe agregar la viabilidad ambiental de un proyecto basado en el conocimiento científico que existe disponible.

Patricio Hernáez Bové

Dr. en Ciencias