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Chile, país de eufemismos

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Por Dios que nos cuesta decir las cosas por su nombre y expresarlas en su real dimensión. Bien sabemos que nuestro idioma -el español o castellano- es tremendamente rico en palabras de distintas acepciones. Sin embargo, nos limitamos a ocupar las mínimas y a disimular sus conceptos. Lo otro es poner de moda algunos términos y usarlos "a todo evento" y, lo peor, el deplorable deterioro del idioma en el lenguaje cibernético.

De todos estos vicios, por ahora, el más preocupante -dada la contingencia- es el excesivo uso de los eufemismos que no es otra cosa que "una palabra o expresión utilizada para sustituir un vocablo que socialmente se considera ofensivo o de mal gusto"; lo que no es reprochable en ese contexto. Lo que sí merece reparos es la utilización de esta herramienta idiomática para atenuar conductas o distorsionar realidades disfrazándola con palabras suaves o "políticamente correctas", para de ese modo tratar de adormecer a la opinión pública que se siente francamente vulnerada, impotente y hastiada.

Así, en nuestro último acontecer hemos escuchado frecuentemente conceptos atenuadores de la realidad que lejos de ello, más bien llaman a la desconfianza y a la ironía. Por ejemplo, en el caso judicial "Penta" se habla de "dineros irregulares en las campañas políticas" en vez de engaño y robo al erario nacional o que los involucrados arriesgan ser derivados a un "centro de reinserción social" lo que es la común cárcel. Por otro lado, se insiste en tratar al affaire "Dávalos Bachelet-Luksic Craig" como "caso Caval" (¿se pretende borrar luego de la memoria la identidad de los principales involucrados?). Otro término son las "aristas" que no es otra cosa que la continuidad de maniobras de corrupción que implica a políticos y empresarios y así muchos otros ejemplos.

Los ciudadanos de "a pie" es decir los que nos procuramos nuestro honesto sustento, los simples asalariados o los sacrificados emprendedores seguimos "pelando el ajo", pero eso sí "ojo al charqui" hasta la próxima "fiesta de la democracia" cuando los "políticos callen y las urnas hablen" ¡Que ingenuidad!

Las lecciones del "Súper Miércoles"

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Tal como se esperaba, esta semana nuestra ciudad vivió los rigores del regreso a clases, o lo que para algunos es el verdadero inicio del año, con su cotidianidad y vida normal, con trabajadores y estudiantes, con la dinámica que caracteriza la vida de Arica. Los tacos y atochamientos viales son el indicador más claro.

Parece un "lugar común" el de un marzo con sus calles llenas, los embotellamientos en el tránsito y esa lucha por adaptarse a los horarios y obligaciones tan distantes de las vacaciones. Y aun así, estos problemas siguen repitiéndose en las pantallas de televisión, en los informes radiales y en los diarios. Son tema ahora también en las redes sociales y en general, factor para modificar las conductas y culturas de las personas.

Con todos estos antecedentes y una historia que se repite cada año, la ciudad sigue mostrando que requiere planes concretos y efectivos para agilizar los flujos viales y eventualmente, también disponer realmente de planes de contingencia que no sólo se concentren en el aumento de dotación de carabineros en las calles.

Probablemente el caso emblemático sea el de Azapa, que se ha transformado en un ejemplo de cómo muchas veces el sistema vial comienza a ser superado por el crecimiento habitacional y demográfico. Cuando aquello ocurre, la primera consecuencia es la paulatina baja en la calidad de vida de los vecinos.

Sin duda que el tema es tarea para la ciudad y la región. Es necesario que los problemas de congestión, que lejos de disminuir van creciendo al ritmo del crecimiento del parque vehicular, puedan captar acciones concretas y proyectos visionarios que respondan a los conflictos presentes y futuros que en términos viales, recrudecen con especial notoriedad en marzo.

La ciudad está al debe en ese aspecto. Sin rutas alternativas para ciclistas, por ejemplo, con una locomoción colectiva mayor que no da abasto en las horas peak, es tiempo de aplicar planes que modernicen el sistema vial pensando en que Arica también es una ciudad viva, que se proyecta y crece.