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Amores verdaderos que derribaron prejuicios

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Seguro que más de alguno se ha enamorado en la vida aunque sea una vez, pero la pregunta es ¿cómo saber si el corazón está latiendo por un amor pasajero o por uno verdadero?. Aquel amor que no se olvida fácilmente, porque va más allá de los prejuicios, incluso traspasa fronteras, edades, y muchos otros cuestionamientos que la sociedad les impone a las parejas.

Las historias que leerá a continuación son algunas de las tantas historias de amor donde las parejas han tenido que luchar para seguir viviendo su amor.

amor a los 70 años

A veces, simplemente hay que estar en el lugar indicado a la hora correcta para que las flechas de cupido nos den con cizaña directo al corazón para sentir amor una vez más.

Algo parecido es lo que le pasó a Amador Klapp de 66 años, quién después de ser internado en una Residencia de Larga Estadía para adultos mayores, conoció a Rosa Barrera, un tierna abuelita de 72 años.

"Yo llegue aquí el 6 de mayo de 2013 y cuando ví a Rosa, la miré a los ojos y supe que con ella me iba a quedar, no lo pensé mucho y a los pocos días le pedí pololeo de manera oficial, ella lo pensó unos segundos y me dijo que sí", contó Amador Klapp.

Desde aquella declaración de amor, más una pedida de mano en matrimonio, Amador y Rosa no se separan por mucho tiempo; pasan juntos todos los días en la residencia, y solo salen al parque Carlos Ibáñez del Campo a pololear como si fueran dos adolescentes.

"Yo fui madre soltera toda mi vida y nunca había conocido el amor de esta manera. Porque siento que no puedo vivir lejos de él, incluso cuando se enfermó y lo llevaron al hospital; lloré todos los días porque me hacía falta", dijo Rosa Barrera.

Hoy en día ambos viven su amor en paz, sin que sus familiares se interpongan entre ellos. Sin desilusiones, ni complicaciones de la vida que en la juventud les jugó una mala pasada y los llevó a sufrir varias penas de amor. Pero ahora todo eso quedó atrás y solo viven el día a día muy enamorados y muy agradecidos de los cuidados de los profesionales de la Residencia de Larga Estadía (que financia Senama).

superaron barreras

Así como dice la canción de Jose Jose "Cuarenta y veinte", algo así es lo que viven Mario Erices Novoa de 29 años y su esposa Marisol Labarca de 45 años.

Su historia comienza hace 9 años atrás cuando Marisol fue de vacaciones a casa de su amiga (hermana de Mario) en Los Ángeles, octava región.

"Yo era vigilante forestal y desde la torre un día le pedí a Dios una mujer, algo mayor que yo, para que me cuide y me ame. Y cuando terminé mi jornada fui a casa de mi hermana y al ver a Marisol supe que era ella; fue amor a primera vista", dijo Mario Erices, quien en ese entonces tenía tan sólo 20 años y Marisol 36, pero eso no les importó y comenzaron su relación que duró dos semanas y al mes siguiente decidieron vivir juntos. "En un comienzo mi mamá no la aceptaba, dijo que era mayor y que me iba a hacer sufrir, incluso la gente no le tenía fe a nuestra relación y muchas veces cuando salíamos la gente nos miraba raro o pensaban que yo era su hijo y eso nos hacía sufrir, pero después ya no nos importó", contó Mario Erices.

Después de pasar por varias adversidades su familia comprendió que ambos se querían de verdad, y apoyaron la relación cuando decidieron casarse. Pero no todo ha sido felicidad para ellos ya que Marisol y su esposo sueñan con tener un hijo, pero ella ya no puede dar a luz, motivo por el cual se encuentran haciendo los trámites necesarios para adoptar un bebé, que los llene de más felicidad.

"Quiero agradecerle a mi esposa toda su paciencia y su amor incondicional, porque es lo mejor que me ha pasado en la vida", aseguró Mario Erices.

amor sin condición

Otra pareja que también tiene varios motivos para celebrar este 14 de febrero es Dante Bavestrellos, quien conoció a su actual pareja Yudith Saez a través de una amiga, y sin pensarlo mucho después de un par de meses ambos decidieron ir a vivir juntos.

"Yo había terminado con mi ex porque no me sentí comprendido ni apoyado, pero al tiempo conocí a Yudith y me gustó saber que era una madre luchadora, comprensiva. Luego cuando conocí a su hija supe que era la familia que necesitaba, y tomé la decisión de adoptar a la niña por amor a mi pareja porque cuando el amor se siente las cosas se hacen sin cuestionarse mucho. Además mi hijo también es bien querido por mi pareja, somos felices", contó. J