Hace unos días recibí, la grata noticia, de haberme adjudicado la Beca de Escritores Profesionales, otorgada por El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, en virtud de mi primera obra de largo aliento: "De Corín Tellado y otras novelas de bolsillo".

Este premio, investido de un carácter nacional, viene, de algún modo, a retribuir incontables jornadas de entrega y perseverancia, como asimismo a plantear nuevos desafíos.

El mencionado volumen, que será publicado durante el primer semestre del 2015, da vida a una novela cuyos capítulos, pueden ser leídos de forma independiente y que, en su conjunto, vienen a configurar el fragmentado periplo vivencial de su infantil protagonista: un niño con alma antigua.

Este infante, cuya existencia es tocada por un halo de lucidez impropio en alguien de su edad, es víctima de una ruda figura paterna. El desafecto de su progenitor, lo lleva a refugiarse tras una madre sobreprotectora. Su atribulada niñez transcurre entre las diferentes Estaciones ubicadas en el altiplano chileno, surcadas por el ferrocarril Arica a la Paz, donde su progenitor cumple con sus labores de obrero/cambiador.

El niño/adolescente, cuyo constructo imaginario es fortalecido por sus clandestinas lecturas de novelas en ediciones de bolsillo, en donde los estereotipos del héroe son glorificados, es quien, en una amalgama de candor e infantil discernimiento, advierte la áspera realidad vivida al interior de su hogar y en el de su abuela paterna. Constatando que la insidia, haciéndose efectiva en el rostro de la anciana y el paterno es negación absoluta de todo afecto, se refugia en la ensoñación que parece conducirlo hacia la luz.

El decurso narrativo se ve teñido así, por la capacidad de raciocinio de este menor y su lucidez para juzgar a sus semejantes, permitiéndole al lector avizorar la ruta existencial de un ser agobiado por un Antes, poblado de tribulaciones, y un Después incierto. Mi obra escrituriza el viaje intimo de un ser, desde la infancia hasta la adultez, cruzado por el desamor y la incomunicación.

Hace sólo unos días, el Gobierno junto al Ejército presentaron la maqueta del proyecto parque del Encuentro, que se construirá en el sector del Morro de Arica y que dará un nuevo rostro a este sector y sin duda, relevará todo su significado histórico y turístico. La iniciativa se enmarca en la gestión cultural del Ejército y del Ministerio de Defensa, que se enfoca en la comunidad como parte de la difusión del patrimonio de la Defensa Nacional correspondiente a cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas.

Se trata de una de las iniciativas más atractivas en el marco del Plan Especial de Zonas Extremas, con la participación de la Intendencia XV Región, el Ejército, la Corporación para la Conservación y Difusión del Patrimonio Histórico Militar, la Gobernación de Arica, el municipio local, Sernatur y secretarías regionales ministeriales.

La inversión de unos 4 mil 500 millones de pesos posibilitará una profunda remodelación que hará del histórico peñón un renovado punto de encuentro para ariqueños y visitantes. Senderos peatonales, miradores, áreas verdes, ciclovías, luminarias, sombreadores y señal éticas para turistas son parte del equipamiento que se contempla, junto con un incremento y renovación de la oferta del museo del Ejército. El proyecto completo estará listo en cuatro años.

Sin embargo, aún antes de la ejecución y por supuesto de que esta iniciativa sea concretada, el Morro de Arica requiere reforzar la oferta que puede presentar a los turistas. Más que intentar malamente de acercarse a lo que ofrece este gran proyecto, se pueden atender aspectos puntuales dados a conocer, por ejemplo, por turistas y visitantes en la edición de ayer de este Diario.

La limpieza y ornamentación de los accesos, especialmente el peatonal, y lugares cercanos para el refrigerio y el descanso serían bienvenidos por las miles de personas que recorren este peñón. Es también una manera de seguir acercando a nuestra historia y patrimonio a quienes nos visitan durante el verano y en cualquier época del año.