¡No más maltrato animal!
Es penoso que en menos de una semana tengamos que publicar dos casos de maltrato animal realmente brutales. ¿Qué debemos hacer para cambiar esta inhumana forma de actuar de algunos ariqueños?
Es penoso que en menos de una semana tengamos que publicar dos casos de maltrato animal realmente brutales. ¿Qué debemos hacer para cambiar esta inhumana forma de actuar de algunos ariqueños?
El video que ha sido viralizado a nivel nacional sobre la agresión y discriminación que vivió una pareja gay en Arica es una evidencia que falta educación cívica orientada al respeto de la diversidad.
Los números son elocuentes y poco alentadores para el mundo político. Son los resultados de las últimas encuestas conocidas, las que a nadie pueden dejar contentos. En uno de estos estudios sube la desaprobación a la forma cómo la Presidenta de la República está conduciendo el gobierno, con un 53% de rechazo contra un 40% de apoyo. Por otro lado, los líderes de los partidos, tanto del Gobierno como de la oposición, concitan rechazos que van del 52% al 64%. Ninguno de ellos logra el 40% o más de respaldo.
Otro sondeo pone un 2,9 como nota a los parlamentarios y peor le va al Poder Judicial que obtiene un 2,7.
Estas cifras, anteriores a la avalancha de denuncias y acciones judiciales en torno al Caso Penta, no son una novedad. Aparecen ya como una constante y, siendo generales, pueden ser injustas y hasta objetables en su sintonía fina. Sin embargo, tomadas en momentos distintos y con diversos procedimientos y por diversas instituciones, adquieren validez y deben llamar la atención a los actores del mundo político. A todos, pues en todos los sectores hay responsabilidades en cuanto a esta verdadera desconfianza ciudadana en quienes, en teoría, son sus representantes y conductores.
Este desencanto progresivo y generalizado de la política puede conducir a populismos y caudillismos que terminan minando las instituciones, destruyendo sus valores y alejando e injustamente castigando a quienes tienen una efectiva vocación de servicio público. Los hechos hoy bajo investigación indudablemente contribuyen a este desencanto, pero quienes creen que favorecen a un sector en desmedro de otro están muy equivocados.
Los riesgos de este ánimo ciudadano que reflejan las encuestas son la aparición del ya mencionado caudillismo o de un populismo cortoplacista, complaciente, de discurso fácil y bolsillo generoso.
Esta realidad debe hacer reflexionar a nuestros actores políticos, para que, abriendo sus exclusivos clubes, den paso y formen nuevos líderes.
Versea Ercilla en la Araucana que Fresia, la mujer de Caupolicán al verlo prisionero de los españoles le enrostra el haberse rendido y le lanza su hijo a sus pies diciéndole: "toma tu hijo, que era el ñudo/ con que el lícito amor me había ligado/ que el sensible dolor y golpe agudo/ estos fértiles pechos han secado/ cría, críale tú, que ese membrudo/ cuerpo en sexo de hembra se ha trocado/ que yo no quiero título de madre/ del hijo infame del infame padre. Diciendo esto, colérica y rabiosa/ el tierno niño le arrojó delante/ y con ira frenética y furiosa/ se fue por otra parte en el instante."
Fresia ha simbolizado por siglos el temple de la mujer chilena que no acepta la rendición y que hay que luchar hasta la muerte manteniendo el honor en alto. Sin embargo, en Arica existió otra Fresia, Ninancuro por padre apellidada, que no esparció odio sino amor a través de su vida acrisolada. Trabajó en el viejo Hospital Juan Noé donde siempre extendió su bondad y su sonrisa a todos los que la necesitaban. Amable, querendona y con humor a flor de labios se hizo querer por todos los que la conocían. Personalmente disfruté de su amistad, colaboración y lealtad por más de 30 años, convirtiéndose en la gran colaboradora de mi quehacer en mi Clínica privada. Fue la mama-abuela de mis hijos y mis nietos, a quienes prodigó su cariño, tanto como lo hizo con todos los pacientes que operábamos, con ternura y amor, ayudando en su recuperación. Lamentablemente su valiosa vida le fue arrebatada por un conductor irresponsable que no respetó la línea de cebra por la que ella transitaba aquella aciaga tarde. Su hospital la recibió y todo su personal hizo lo imposible por salvarle la vida. El politraumatismo era enorme y su cuerpo no lo resistió. Su generoso corazón se detuvo en ese instante indeciso en que el grillo cava la mina del alba.
Fresia Ninancuro, la otra Fresia se fue al amanecer dejándonos a todos los que la conocíamos y la queríamos entrañablemente con los ojos nublados por las lágrimas del dolor que ha causado su partida.
Díganle a la luna que no vuelva, que no quiero ver la sangre de Fresia sobre el pavimento. ¡Qué no quiero verla!