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La renuncia, ¿Aborto terapéutico?

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Inició su mandato enfrascándose en una polémica tonta e inútil con la administración anterior: "el entierro" de la primera piedra del bullado hospital de Puente Alto, "que resultó ser un consultorio" -dijo-, y ante "los rumores" de su eventual próxima salida del Gabinete por quedar demostrado más que claro que no tiene "dedos para el piano", y por haber dicho a fines de octubre pasado: "No puede ser que tengamos que ir a hospitales roñosos, feos, descascarados y cochinos", palabras que al parecer representaban el pensamiento del gobierno "bis" de nuestra Presidenta, porque nadie dijo que fueron "a título personal", optó por una anticipada salida "más digna", a sabiendas que como ministra no puede dar opiniones personales -neither "in" nor "off" the record- en entrevista del diario "La Segunda", del pasado martes 30 de diciembre, abordando el próximo envío al Congreso del proyecto de ley sobre aborto terapéutico, entre otras cosas, la médico cirujano Helia Molina (PPD) declaró que "en todas las clínicas cuicas de este país muchas de las familias más conservadoras han hecho abortar a sus hijas", y ¡Se enterró! o produjo "un aborto terapéutico" en el Gobierno, su renuncia, dejando en el tapete, eso sí, el debate de fondo sobre este ya prolongado "tema valórico", por lo que ciertamente será recordada por el gran familión de la muy popular señora Juanita, aunque no haya experimentado ninguna mejora en la calidad de la atención hospitalaria -colas, listas de esperas, vacunas y medicamentos- desde los tiempos en que la señora doña Michelle fue ministra de Salud, como tampoco se dio durante su prima-administración, marcada en este sector y ámbito por la bullada entrega gratuita de "la píldora del día después", convirtiendo al Estado en "el último recurso, cuando la familia falla", y acentuando la división entre ricos y pobres.

Jorge Saavedra Moena