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Una familia de armas tomar: padre e hijo son dos grandes exponentes del tiro al platillo

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Cuando Juan Gustavo Letelier Carreño (50) se encontraba en plena competencia de caza con escopeta, en uno de los campos de San Antonio, su homónimo hijo lo acompañaba muy de cerca.

El pequeño Juan, quien hoy tiene 11 años, en aquella oportunidad era un tierno niño de apenas un lustro de vida. Maravillado por la competencia, el hijo de Letelier Valenzuela le pedía constantemente disparar un tiro con la escopeta que el padre ocupaba en cada competencia.

"Le expliqué cómo funcionaba. Le enseñé a colocarse la escopeta y después le dije que tenía que presionar el gatillo", parte contando el padre de familia.

"Después le pasé el rifle para que disparara. Lo agarró y cuando disparó se golpeó con el abridor de la escopeta y se rajó el párpado inferior del ojo. Cuando pasó eso pensamos que nunca más iba a agarrar un arma, pero fue todo lo contrario", explica el papá de Juanito, como le dicen cariñosamente en su hogar.

Así es como parte la historia de este sanantonino, quien gracias al apoyo de su familia y del club Gavilán, se ha convertido en uno de los exponentes más jóvenes en la disciplina del tiro skeet. Tan así es la cosa que Juan Letelier Carreño obtuvo el quinto lugar a nivel nacional en el último certamen que se realizó el 2013.

TRADICIÓN FAMILIAR

La historia, como en muchas ocasiones, parte con los abuelos y en esta oportunidad no fue distinta.

Los ascendentes de Letelier Valenzuela eran unos eximios cazadores, que cada fin de semana o cuando el trabajo lo permitía, salían a hacer de las suyas en los prados de la comuna.

"Así comenzamos a practicar toda la familia. Tíos y hermanos salíamos a cazar tórtolas y pasábamos largas horas en los campos. Después empezamos a practicar esta disciplina que es tiro al plato", explica el hombre, quien agrega que "desde que era muy joven siempre en nuestras casas había armas. Somos familia de cazadores y nunca, gracias a Dios, ha ocurrido un accidente".

Así fue como este experimentado cazador utilizó todas sus armas para conquistar a su querida esposa, Marta Carreño (48), con quien tuvo dos hijos. La primera fue Valentina, hoy de 21 años, y Juan, quien hoy sigue los pasos de su padre.

"Siempre me gustó acompañar a mi papá cuando iba a cazar. Para mí disparar es algo emocionante, porque cuando lo hago siento mucha adrenalina y me encanta, porque es un deporte muy apasionante", dice Letelier Carreño, quien ha conseguido varios premios por sus destacadas participaciones a nivel nacional.

El tiro skeet o tiro al platillo consiste básicamente en que el participante ingresa a una cancha y desde un punto fijo debe acertar a los platos que van saliendo desde distintos lugares del recinto.

"Comencé practicando el año pasado porque mi papá siempre me ha motivado en este deporte. Si bien siempre había disparado, el 2013 ya comencé a dedicarme más. Salgo más veces a practicar", dice el joven en su casa, ubicada en calle Mauricio Mena, en pleno centro de San Antonio. Allí este alumno del colegio Espíritu Santo nos explica cómo llegó a convertirse en el quinto mejor tirador de todo Chile en la categoría infantil.

"Participé en cuatro selectivos, que es donde salen los representantes para el Nacional. El año pasado se realizaron en Rancagua, San Fernando, Melipilla y Lo Zárate. En esa fase preliminar, salí segundo en tres ocasiones y en la otra terminé primero", parte relatando el adolescente, quien donde pone el ojo, literalmente, pone la bala.

"Ya en el Nacional, que se realizó en Ovalle, éramos como 20 participantes de todo el país", dice Juanito junto a su padre, quien agrega que "mi hijo era el menor de todos los que llegaron competir".

"Eran 75 platillos y obtuve el quinto lugar, porque le acerté a 48. El nivel era exigente, porque había competidores de todos lados", agrega el menor, quien, según relata su papá, se ganó el cariño de todos sus adversarios, primero, por ser el menor de todos los aspirantes al título y, segundo, por su gran destreza con la escopeta.

"En la federación nacional todo el mundo lo quiere harto por lo mismo. Él con 10 años demostró ser bueno para este deporte. Lamentablemente, cuando no es muy masiva la disciplina que uno practica, cuesta conseguir dinero para los auspicios", se lamenta Letelier padre, quien junto a su club reunieron los recursos para que su hijo llegara a competir de igual a igual en el Nacional.

DEPORTE CARO

Uno de los elementos fundamentales en esta disciplina es contar con una buena cantidad de municiones, es por eso que los Gavilanes de Villa Italia reunieron cerca de 50 mil pesos para que Juan Letelier Carreño llegara con sus cargas respectivas a competir.

"Son municiones número 8 y de 28 gramos. En un paquete vienen 250 cartuchos. Con esa cantidad de disparos uno debería andar bien en la competencia, porque generalmente los campeonatos duran hasta tres días. Uno es de práctica y los otros dos de competencia", detalla el menor.

Según describió el padre de la familia, una escopeta para participar en este tipo de certámenes puede llegar a costar fácilmente sobre los dos millones de pesos, "pero el tener este tipo de rifle en las competencias, te ayuda mucho. Mi hijo tiene una muy buena escopeta, lo único que tuve que hacerle fue cambiar la caja, porque todas están fabricadas para derechos y mi hijo es zurdo".

"El rifle que tiene mi hijo es de segunda mano. Cuando lo compré me costó como un millón 200 mil pesos. Incluso el que tiene Juanito es mejor que el mío. Es que yo en él tengo puesta todas mis fichas. Si sigue a este ritmo alguna vez va a ser el mejor", dice el padre, quien este año obtuvo el segundo lugar en el Nacional.

"Me debería haber traído el primer lugar. Me falló la escopeta cuando estaba en los últimos tiros y lamentablemente no andaba con otra para cambiarla. El que salió campeón acertó 65 de 75 y yo hice 60", se cachiporrea.

LAS FANS NÚMERO 1

Pese a que muchos pueden considerar que tener un arma en casa puede ser muy peligroso, sobre todo para los niños, la familia Letelier-Carreño cree que con educación y conversaciones con sus hijos se pueden evitar accidentes, como lo explica Valentina.

"Siempre hemos sabido con mi hermano que mi padre tiene una escopeta. Están las municiones, pero tanto mi mamá como mi papá nos enseñaron que no hay que jugar con ellas. Hoy ya somos grandes y mi hermano, que es el menor, sabe ocuparla al revés y al derecho", cuenta la única hija de la familia, quien junto a su madre son las principales fans de esta dupla de cazadores. J