En 30 años ha pasado sólo una Navidad en casa
El pasado viernes 19, sin duda que fue un día diferente, de emociones y sentimientos encontrados, para el suboficial mayor, Pedro Celedino Novoa, que en marzo próximo cumple 30 años trabajando en Gendarmería de Chile.
Ese día realizó su última jornada laboral en el Complejo Penitenciario de Arica, ya que deja la institución para iniciar su jubilación y compartir más tiempo junto a su amada esposa: Rossanna Irene Vergara Gutiérrez, a sus hijos Carlos Andrés (Gendarme Primero) Francisco Alejandro, Marcelo Alexis y su princesa Katherine Andrea.
Para el funcionario de Gendarmería esta fechas lo llenan de melancolía y de sentimientos encontrados.
Por un lado, el apego a la familia y por otro, el amor a la institución, que lo hacen dejar de lado los momentos familiares más importantes.
De hecho, en estos casi 30 años de servicio activo, Pedro Novoa, ha tenido que pasar casi todas las fiestas de Navidad y Año Nuevo, trabajando. No obstante, este 2014-2015 y por segunda vez, el suboficial estará con todo su núcleo familiar, por lo que seguramente serán unas fiestas inolvidables.
Al conversar el uniformado, su mirada va hacia el horizonte, su rostro está pensativo y sus palabras y tono de voz, evidenciaban la tristeza de dejar la institución.
Pedro Novoa relató que nació en la ciudad de Los Lagos, cerca de Valdivia, y que cuando salió de la Escuela de Gendarmería de Chile, en 1985, su primera destinación fue en San Miguel (3 meses). Recordó que ahí, su primera labor fue en la garita, un 22 de diciembre de ese año, pasando la primera Navidad y Año Nuevo al interior de una cárcel.
Después lo trasladaron a Puente Alto (9 años) luego a Buin (1 año) posteriormente a la Penitenciaría en Santiago y desde la capital de Chile, partió rumbo a Arica, donde trabajó 16 años.
A sus 51 años de edad, se define como un hombre amigable, tranquilo, sociable y que es la misma persona, con sus defectos, valores y virtudes, vistiendo o no el uniforme institucional.
Visiblemente emocionado (sus ojos le brillan de tristeza y con un nudo en la garganta) el suboficial mayor manifestó que sus sentimientos en estos momentos, al final de su carrera, son de "nostalgia por dejar una institución que me ha dado mucho. He pasado por altos y bajos. Para mí es una satisfacción el haber participado en una institución tan noble como Gendarmería de Chile".
El suboficial mayor resaltó que "en este momento al final de mi carrera, el ser parte de Gendarmería es una satisfacción, ya que el trato de los internos hacia mí ha sido positivo. Me tienen buena y un cariño especial por mi manera de trabajar. Ellos la entienden. Trabajo tratando de reinsertar a los internos a la sociedad, lo entiendo así y se lo recalco a ellos. Tuve conversaciones a cada momento y han sabido valorar lo que les he dicho".
En su último día de trabajo, se desempeñó como jefe del Centro de Detención Preventiva (CDP) en el Complejo Penitenciaria de Arica, donde últimamente estuvo a cargo del módulo B-4, sin embargo cumplió funciones en los tres módulos de dicha unidad.
CAMBIOS
Al recordar su camino laboral, reconoció que el trabajo ha cambiado mucho. "Anteriormente uno tenía más poder sobre el interno, ahora eso ya ha variado, porque sin ir más lejos hay amenazas contra los funcionarios y si bien antes pasaba eso, nosotros actuábamos. Ahora no se puede, por los derechos humanos".
Afirmó que las personas privadas de libertad de ayer eran diferentes a los de hoy, ya que "anteriormente uno tenía el control sobre ellos, el interno se sometía más a la reglamentación de Gendarmería, era más obediente, más sumiso, lo que uno les decía, ellos lo hacían. Había un respeto hacia uno, el interno era más amigable que el de ahora. En estos momentos, con los derechos humanos, es más complejo. Antes, uno podía decirle al interno que se parara en tal lugar y lo hacía, ahora te contestan y amenazan. Ellos tienen mayor conocimiento de las leyes que antes y por eso uno no puede hacer nada, porque comienzan a colocar recursos legales. Prácticamente la justicia está más pendiente de ellos".
Aseguró que el interno de ahora es más agresivo, más contestador, con menos respeto por los funcionarios. A pesar de este cambio y de lo ardua que es la tarea que cumplen los funcionarios de Gendarmería, el suboficial mayor Pedro Novoa manifestó sentirse feliz y lo máximo al pertenecer a dicha institución, ya que siente que ha dejado un mensaje en quienes ha tenido bajo su custodia, demostrado en el respeto que le tuvieron hacia su persona. Agregó que en sus años de trabajo ha podido tener satisfacciones familiares y que también, conoció a personas, compañeros de curso y amigos con una tremenda calidad humana, con quienes mantiene comunicación hasta el día de hoy.
CONSTANCIA
Al terminar un ciclo laboral en su vida, con 30 años de experiencia en diferentes recintos penitenciarios del país, cumpliendo funciones en las torres, guardia armada, interna, servicio nocturno, en los Tribunales, jefe de Comisiones y con la sencillez que lo caracteriza, el suboficial mayor, Pedro Novoa resaltó para las nuevas generaciones, que serán parte de las filas de los hombres y mujeres de Gendarmería de Chile, que no olviden nunca que "la constancia, la perseverancia, el empeño que uno tiene que ponerle al trabajo, el estar en las buenas y en las malas con los compañeros, el ayudarse y el sacar los estudios", son las claves para desarrollar un buen trabajo y sentirse orgulloso de pertenecer a Gendarmería de Chile, tal como hoy se siente él y que si bien ya trabajó el viernes 19, su último día y participó de su última formación donde lo despidieron con reconocimientos, no cabe dudas que el recuerdo de su trabajo, las anécdotas, las tristezas y las alegrías vividas lo acompañarán por siempre. J