Hace unos días Ricardo Dodds Laspiur, su real apellido, aparecía temprano con un cordel atado a su cuello. Las redes sociales, comenzaron a funcionar. Que algunos desgraciados le habían hecho una broma o que está loco, afirmaban otros.
Todos errados. Ni está loco, ni nadie lo forzó. Era la expresión, de un ser con soledad, con penas por lo que le pasa a sus hermanos enfermos y por él. Es un mensaje desesperado. La depresión, no es exclusiva de una clase social, es de todos los seres humanos. Y en esa desesperación y búsqueda, se encontraba en sueños con sus padres, según sus propias y claras palabras. Quiero estar con ellos, dice.
Ricardo, no está loco, siente como yo, como tú, los duros vaivenes de la vida, que por lo demás la felicidad no es eterna ni privilegio de algunos. Viene tan pronto, como se va.
Cuántos momentos de alegría, como sus travesuras han hecho pasar a los ariqueños. Ricardo, con sus fuertes discursos presidenciales. Tratando de apoyar a los bomberos, a carabineros.
El "Rambo", que ya no se ve, orgulloso con sus casacas y sus perros, ni Juan Carlos, el que inicia la fama del clan.
Nunca olvidaré, cuando años atrás, al retornar de la Virgen de las Peñas, se produce un tumulto, caos y violencia para subir a los micros. Juan Carlos, corre, saca un árbol semi seco de raíz y lo hace girar, ante el asombro de todos. Ya!! a ordenarse, acá va la fila. Y todos lo seguimos. Y se hizo el orden.
Quedémonos con esos recuerdos. Ellos, son ariqueños de buena cepa, porque en su humildad, tienen real conciencia de ciudadanos, para apoyar a los demás.
Ricardo Dodds Laspiur, está clamando ayuda, para sus hermanos y pide afectos. Ese es el mensaje y eso no es locura. Es un ariqueño, desconsolado y olvidado.
Sergio Vásquez Ochoa