Autos: presas favoritas de los yecos
Ya es sabido por todo Arica que los patos yecos regresaron y si no se ha dado cuenta puede observar los autos que estacionan en calle 7 de Junio con General Arteaga, que lucen blancos por las fecas.
Ya es sabido por todo Arica que los patos yecos regresaron y si no se ha dado cuenta puede observar los autos que estacionan en calle 7 de Junio con General Arteaga, que lucen blancos por las fecas.
Cada día vemos en las noticias que actos de horror son cometidos por gentes o estados aparentemente normales, también observamos con espanto como terminan en vandalismo marchas y protestas por los más diversos temas. Lo mismo podemos ver en el fenómeno de las barras bravas.
Al mirar las noticias pareciese que el mundo se ha vuelto loco, que como decían las abuelitas, esto es "acabo de mundo". De alguna manera nos sorprenden estas realidades en una sociedad que se dice moderna, progresista y que parecería haber dejado atrás tiempos de obscurantismo.
Sin embargo, quien crea que el hombre ha cambiado, que las fuerzas más obscuras de su mente han sido exorcizadas, está muy equivocado. Efectivamente los que realizan estos actos son humanos, personas como usted y yo. Los encapuchados no provienen del planeta "Capucha", las barras bravas no son exiliados de algún planeta llamado "Violencia". La luz y la sombra son propias de la humanidad, propias de la naturaleza. La única explicación de la irracionalidad en el mundo moderno es que somos humanos, no es que "nosotros" somos todos buenos y "esos otros", son los malos.
Ni violadores, dictadores, torturadores u otros son otra cosa que seres humanos y, si reconocemos junto a Publio Terencio Africano que: "Hombre soy; nada humano me es ajeno", tendremos que aceptar que tenemos que buscar canalizar las sombras de la humanidad más que negarlas de una forma ingenua.
Las antiguas culturas sabían hacer esto, por el contrario en nuestra sociedad hemos perdido el lado mágico de la vida en aras de una racionalidad desbordada. Sin embargo, las sombras existen y veremos su peor lado si no volvemos al saber tradicional que va más allá de modelos económicos que buscan la mera satisfacción material de los individuos.
En el remozado nudo vial de Luis Valente Rossi con San Ignacio de Loyola, todavía está la reja chocada. Se vería bastante bien si la repararan o la cambiaran, ojalá antes de que se habiliten los numerosos semáforos.
Bolivia, a través del ex Presidente y vocero internacional para la demanda marítima, Carlos Mesa, adelantó que prepara un video que contra argumentaría al chileno presentado hace poco más de un mes, llamado "Chile y la aspiración marítima boliviana: mito y realidad".
El anuncio se da sólo días después de que la cancillería boliviana respondiera de manera formal a la objeción preliminar que presentó Chile y que consistió en impugnar la competencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, en el marco de la demanda marítima. La respuesta del agente altiplánico Eduardo Rodríguez Veltzé, "pide a la Corte Internacional de Justicia que declare que la demanda se encuentra dentro de su jurisdicción y en consecuencia se fijen los plazos para las futuras actuaciones".
La historia de la demanda marítima boliviana está entrando a un terreno distinto y mucho más concreto en cuanto a acciones. Tras el litigio Chileno-Peruano por la delimitación marítima, Bolivia recurrió a una instancia jurídica similar en busca de los resultados que por décadas no ha conseguido. Sin embargo, la estrategia del gobierno de Evo Morales no ha logrado sensibilizar al ciudadano chileno medio.
La Encuesta Bicentenario, estudio anual que realiza la Universidad Católica junto a Adimark GFK, muestra que en 2014 la opinión de los encuestados que se inclinan por "no dar una salida soberana al mar ni beneficios económicos para sus exportaciones" alcanzó el nivel más alto en los últimos 8 años, llegando al 58%. En 2006, sólo un tercio de la población opinaba así.
A eso se suma el descenso de quienes creen que se debe dar sólo "beneficios económicos para que ocupe puertos chilenos", de un 47% a un 30%; y de quienes se inclinan por entregar una "franja de territorio para que tenga una salida al mar por el norte de Chile", de un 13% a un 9%.
Sin duda, Chile y Bolivia tienen un largo y fructífero camino por recorrer, pero las condiciones y estrategias que hasta ahora encabeza particularmente el gobierno del vecino país, no logran sensibilizar a la comunidad nacional.