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Cuando ser desordenado en clases se vuelve un caso médico

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Coral recibía muchos reclamos de la profesora de su hija cuando estaba en primero básico porque no cooperaba en las clases y por su rechazo hacia la autoridad. El colegio recomendó un tratamiento con psicóloga y psiquiatra donde el diagnóstico fue hiperactividad.

Luego de pasar por las flores de Bach que fueron como placebos, la psiquiatra le recetó unas gotas que no quiso comprarlas, "pero averiguamos para qué las usaban. Eran para aletargarla y así hacerla más cooperadora".

Coral decidió no darle fármacos a su hija, pero sí cambiarla de entorno y colegio donde ahora es atendida a través del programa de integración y reconoce que es más feliz.

El caso de la hija de Coral es bastante común en la región y en el país; actualmente Chile duplica el promedio mundial de prevalencia en déficit atencional infantil, sin embargo muchos de los casos son mal diagnosticados. Lo que antes era ser el desordenado de la clase hoy puede ser un indicio de un trastorno que en determinados casos necesita de un tratamiento acompañado de medicación; sin embargo, la región cuenta con pocos especialistas para ello.

CIFRAS DE LA REGIÓN

En Chile el Trastorno de Déficit Atencional (TDA) tienen una prevalencia que está entre el 10 y 12% según la investigación del doctor Benjamín Vicente de la Universidad de Concepción, cifra que duplica el promedio mundial. Su estudio se correlaciona con el que lidera la doctora Flora de la Barra, el cual indicó que el 10,3% de los niños de entre 4 a 18 años padece algún tipo de déficit atencional.

En Arica la sicóloga Ester López, encargada de salud mental del Servicio de Salud, explicó que los niños y adolescentes que llegan a atenderse por esta razón son más de 200 en la región. Hay un registro estadístico mensual por patologías. En trastornos hiperkinéticos y déficit atencional hay 84 niños en atención primaria a junio de 2014 y en los Essma Norte y Sur (equipos de siquiatría y salud mental ambulatorios) y en el Hospital hay 132.

"Estas cifras no son tan altas porque hay estudios nacionales que dicen que la prevalencia al 2011 es de un 15%; nuestros índices son muy menores a regiones como Santiago. Entre atención primaria y secundaria hay un poco más de 200 niños, lo cual es mucho menos del 15% de la población infanto adolescente en la región", comentó Ester.

La especialista señaló que las características son la inatención, impulsividad, hipersensibilidad e hiperactividad; "algunos además de no tomar atención en clases, presentan conductas como ser desordenados, se mueven más y eso afecta la jornada escolar, por lo que son bastante estigmatizados y por ello se vuelve una demanda de los colegios integrarlos".

Ester comentó que muchos niños con TDA desertan del sistema escolar o tienen conductas agresivas con sus pares; "tienen bajo sentimiento de autocontrol, ven afectada su autoestima y su capacidad de relacionarse con otros, por eso es importante tratarlos. Hay muchos estudios a partir del año 2002, incluso relacionados a Senda o Conace, en que hay un alta correlación entre niños no tratados con déficit atencional y exceso de consumo de alcohol o drogas cuando adultos. En la medida en que son tratados hay menor posibilidad de que desarrollen estas conductas".

Cuando el déficit es leve o normal se trata en atención primaria; dependiendo de ello el neurólogo o siquiatra infantoadolescente evalúan si necesitan o no fármacos; "la mayoría son tratados en sus colegios por sicopedagogos o con los programas de integración escolar, pero cuando necesitan fármacos es cuando requieren de atención médica", comentó.

La atención médica consiste en manejo conductual y de las emociones, desarrollo de la conducta, y si es necesario farmacología; "si bien el uso de medicamentos en estos casos es bastante estigmatizado, cuando es necesario, es necesario".

Ester reconoce que faltan especialistas como neurólogos infantiles y siquiatras infantoadolescentes, pero manifestó que la atención primaria como secundaria está capacitada para atender a los niños; "la idea no es mirar estos casos sólo desde un punto de vista biomédico, sino que también con la integración social y comunitaria. En el Essma norte tenemos sicopedagogo, psicólogo infantil y asistentes sociales para hacer un trabajo con las familias y desarrollar las habilidades cognitivas escolares. Si hubiera una demanda mayor, estaríamos colapsados, pero tenemos apoyo de especialistas que vienen de Iquique y Santiago para dar respuesta a la necesidad".

DISCRIMINACIÓN

Bastián Hernández Salinas con sólo seis años sufrió de discriminación en su antiguo colegio por tener déficit atencional con hiperactividad, ya que cuando se realizaban paseos de cursos no lo llevaban debido a su conducta.

Natalia, su madre, comentó que desde los tres años Bastián fue inquieto, se aburría, siempre quería comer, se arrancaba de la casa, se subía a los techos de las otras casas, le gustaba correr por la huella de los autos, se arrancaba en el Agro y en las ferias, "hasta el día de hoy lo hace, pero no tanto como antes"expresó.

"En el colegio las mamás reclamaban, las tías no sabían cómo tratarlo y tampoco tenía un diagnóstico que dijera que tuviera un problema, sólo lo veían como un niño pesado y molestoso", explicó Natalia.

A través de la psicóloga de su anterior colegio, Natalia buscó ayuda y trató a Bastián con flores de Bach pero comentó que no funcionaron; también como mamá fue a talleres de ayuda para comprender como controlarlo, pero tampoco funcionó.

"Como no tenía más ayuda, con la psicóloga hicimos una demanda hacia mí misma para que mi hijo recibiera atención porque no podíamos esperar ya que se iban agravando las cosas que hacía, incluso hasta prendió fuego. Así un fiscal lo derivó al cerro La Cruz y ahí lo están atendiendo", comentó.

Luego de mucho esperar Natalia consiguió una hora con el neurólogo y hace dos meses Bastián toma Rubelon para la concentración todos los días en sus desayunos.

Finalmente optó por sacarlo del colegio por la cantidad de problemas que tuvo con los apoderados y porque su hijo no recibía un trato especializado; "faltan demasiados especialistas, yo vivo en la 11 y voy todos los días al cerro la Cruz para que lo traten y hablé en su nueva escuela la D-18 para que lo recibieran con cariño y su comportamiento mejoró un poco".

Antes Bastián no recibía ayuda, hoy en su nueva escuela Humberto Valenzuela García, es atendido por psicólogo, neurólogo, fonoaudiólogo, incluso el otorrino y va a un programa de intervención breve de la fundación Paula Jaraquemada que está en el cerro La Cruz.

El temor que tiene Natalia es cuando pase a primero básico su hijo, ya que en kínder y pre kínder estaba en un patio y recreo aparte, pero ahora estará con más estudiantes.

DIAGNÓSTICO

El tratamiento para el TDA ya sea con o sin hiperactividad dependiendo de su grado tiene diferentes tratamientos de acuerdo al diagnóstico, ya que cada caso es único.

Daniela Pizarro Vera es integrante del programa de integración escolar (PIE) el cual trata a los alumnos con necesidades educativas especiales y entre ellas está incorporado el déficit atencional con y sin hiperactividad o el trastorno hiperkinético.

Daniela expresó que muchas veces se mal diagnostica el déficit atencional; "no siempre un niño no pone atención o está desatento porque haya déficit atencional; muchas veces hay factores que también interfieren esas variables, por ejemplo hay trastornos emocionales que hacen que el niño sea desatento, a veces hay factores intelectuales que hacen que los niños no entienden y pierden rápido la atención o pasa que este sistema educativo trabaja para el promedio y los niños terminan más rápido y se aburren y empiezan a mover. Generalmente los profesores estigmatizan un poco y piensan que los niños tienen déficit atencional, por eso creo que está mal usado ese diagnóstico temprano; a veces basta con canalizar sus energías".

Los psicólogos no pueden diagnosticar el TDAH; sólo a través de instrumentos pueden cotejar algunas conductas y pueden sugerir; quienes diagnostican son los neurólogos infantiles y siquiatras infantiles, quienes son médicos.

A los niños con estas características se les tiende a estigmatizar, afirmó Daniela; "se refuerza por lo malo y no lo bueno, lo que termina dañando su autoestima. Por eso lo primero que trabajo con ellos es autoestima, trato de ver sus fortalezas que por lo demás son muchas, son hábiles, perspicaces y notan detalles que otras personas no se dan cuenta. También trabajamos el modelamiento conductual mediante premios materiales, sociales y afectivos, como el reconocimiento social y eso hace un cambio por que el niño no está acostumbrado a que le digan lo bueno".

La psicóloga explicó que no todos los niños con TDA tienen necesidades especiales, de hecho hay algunos que tienen muy buenas notas y a veces tampoco tienen problemas con los pares, "por eso cada niño es un caso particular, hay que ser super cauteloso y no generalizar. Es positivo trabajar con apoderados las expectativas y estrategias; sino hay reglas claras y ordenadas no ayuda mucho al tratamiento de su conducta".

Esto significa tener horarios establecidos para levantarse, acostarse, jugar y hacer las tareas, porque eso crea hábitos y rutinas. Si tienen mucha energía inscribirlos en academias para que las boten y no queden contenidos; "no se recomienda mucha tecnología porque sobre estimula su sistema nervioso. No se trata de quitarles el celular o el play, sino que tener un control sobre las horas que lo usan".

Coral dijo que con su hija ningún tratamiento funcionó; "resulta que la niña es niña, es super difícil en ella, por su personalidad obligarla a estar como ganado. Al final su trastorno es inmadurez. Los profesionales son escasos aquí, psiquiatras especialistas en niños no hay".

Cuando recién comenzó a tratar a su hija debía viajar cada cuatro semanas a Iquique a una consulta particular, "no hay bolsillo que resista 69 mil pesos la consulta. Sin plata no hay opciones".

Según su experiencia, Coral considera que el diagnóstico es "pésimo en la región porque es un ensayo y error con los niños".

Luego de pasar por dos colegios más, su hija está en el Acuarella, donde sus profesores de integración la apoyan, es más estable y no toma medicamentos, lo que ha funcionado. J