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El muro

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Cuando usted lea este artículo, se cumplirán 25 años de la caída del muro de Berlín, un acontecimiento de enorme significancia histórica, pues marca el cambio de un sistema político que comenzó en la I Guerra Mundial. De hecho al siglo XX se le ha denominado el "siglo corto" pues parece empezar en dicha guerra y terminar con la caída del muro.

Desde el punto de vista económico, el acontecimiento desafía todo -diría- lo que se sabe de desarrollo y crecimiento. En efecto, a los 25 años de la reunificación alemana, las diferencias entre lo que fuera la RDA y la RFA aún son sorprendentemente visibles y dolorosamente tangibles. Lo que fuera la RFA tiene un PIB por persona que es un 66% superior al de la ex RDA, la RDA tiene tasas de desempleo que pueden duplicar las de los "Lander" de la RFA, y pobreza un tercio mayor que los de la RFA. Esto a pesar de la enorme cantidad de recursos transferidos solidariamente desde la Alemania occidental, alrededor de 2 billones de euros (leyó bien) además de incentivos a la instalación de empresas occidentales, subsidios a la educación y capacitación laboral. De hecho, la migración este -oeste no cesa y la ex -RDA tiene hoy casi un 30% más de adultos mayores respecto a su población.

Peor aún, el subdesarrollo económicos está correlacionado con el político pues es en la ex -RDA donde se radican los movimientos neonazis, los restos del comunismo y otros anacronismos vergonzantes.

Nadie esperaba que el subdesarrollo fuera tan "pegajoso", especialmente porque la división de Alemania sólo duró 44 años, y porque no existían las diferencias anotadas antes de la división.

Es un caso paradojal. Incluso libros recientes como el de Acemoglu y Robinson (porqué fracasan los países, Deusto, 2013), un erudito y amplio estudio de la experiencia de desarrollo mundial, NO hace referencia alguna al caso alemán. Otras grandes escuelas de pensamiento económico aportan lo mismo a las explicaciones del caso alemán: nada.