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El último día

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He visto correr mucha agua bajo el puente, en todos estos años. He visto a tantas gentes. A los nobles y a los menos nobles. En Arica, Putre e Iquique. Tantos campos laborales y una constante se repite.

El mundo y el hombre, se dejan atrapar por metas y olvidan al ser humano. ¿Acaso, hemos venido al mundo, sólo para trabajar, cual robots desechables? Es así, como los fines materialistas en algunos y otros afanados en mantener su cuota de poder, se encargan de fabricar lazos del dolor a sus subalternos.

He visto caer a viejos robles nobles, con camiseta, "aperrados" en un trabajo, que alcanzó el nivel casi del amor y que un día confundieron las prioridades. Primero el trabajo, después a sí mismos, después la familia. Y el final, EL ÚLTIMO DÍA...no fue el sueño de hadas. A algunos, ni lo saludaron, a otros simplemente lo ignoraron y se fueron casi en penumbras, con un dolor hasta el último de sus días.

Hubieron de todos. Como es la vida misma, regida por seres imperfectos. He visto, al auxiliar de la institución, el de menor grado, correr incansable junto a uno, para lograr que las Olimpiadas resultaran. Mientras los más "intelectuales" tomaban cómodo palco. He visto en otros servicios, al de "camiseta" trabajando sábados y domingos y un buen día le enviaron a tareas menores.

He visto, gente que se esforzó en capacitarse con fuerte inversión, con muchos días y noches de estudios, con costo familiar, ilusionados y llenos de esperanzas, pero aquello de "cada cual en su lugar", que dictaba la teoría administrativa, no pasó de ser un remedo de discursos, en otras almas vacías e injustas.

He visto a un jefe de servicio, que lanzaba al papelero, los aportes para mejorar la Gestión, ¿Qué temía? a otros mandos medios, ignorar las sugerencias que iban e iban ansiosos del aporte, pero?

No arreglaremos el mundo, porque seguirá girando de la misma manera, con los mismos hombres con sus vicios y virtudes, porque después del otoño siempre vendrá el invierno.

He visto correr tanta agua bajo el puente, que ya nada me impresiona, como trabajadores leales irse con una gran pena de sus trabajos y muchos con la felicidad de la libertad, el sueño supremo.

Que quede algo, así como un árbol plantado, un hijo o al menos un escrito, que lleve un poquito las esperanzas de días mejores, como la rebeldía del trabajador, que no comparte las injusticias del hombre, ni que sus sentimientos se entierren en el anonimato de su sepulcro....

Moraleja....Siempre debes ser tu primero, segundo la familia..en ese orden, para que estés en condiciones de protegerla y luego el trabajo...Al fin, nadie es imprescindible, en ninguna parte, laboralmente. Con los tuyos, eres casi irreemplazable.....

Sergio Vásquez Ochoa