Este hombre pasó a vivir de una animita a una plaza
Es uno de los casos más tristes que puede vivir un ser humano. Guillermo Eduardo Malla Díaz, quien hace un año fue noticia nacional por vivir al interior de una animita. Hace un mes fue sacado de dicho lugar, pero no para vivir en una casa, sino que a una plaza, ubicada en la Población Cardenal Silva Henríquez en la calle Fuerte Bulnes con la Proveedora al costado de una multicancha.
"Dos hombres fueron a buscarme para dar una vuelta y me dejaron acá, después me enteré que remodelaron la animita donde dormía, perdí todas las cosas que tenía".
Contó que al verlo en esas condiciones, los vecinos del sector le regalaron una carpa y frazadas. Pero este hombre no sólo vive en la calle, tiene una enfermedad bastante compleja, sólo puede mover la mitad de su cuerpo, esto debido a una hemiplejia que padece hace algunos años, producto de una golpiza de la cual habría sido víctima. Tras el lamentable hecho de violencia quedó con un aneurisma en el cerebro; la operación se complicó y como no tenía donde ir, se refugio en una animita.
"Los vecinos me ayudan y las personas que juegan en la multicancha, sacan la basura que se junta en los alrededores", dijo. Sin embargo, ayer Guillermo estaba con su carpa llena de pañales sucios. También existen esas personas que le tienen susto por las condiciones por las que vive. Algunos piensan que Guillermo debe ser sacado de la plaza, ya que muchos niños juegan en la multicancha.
Lamentablemente, hoy Guillermo vive en este espacio en una carpa; para este hombre es una verdadera tragedia ver pasar sus días de esta forma. Como no puede mover sus piernas se le dificulta trabajar y así salir de la pobreza; antes vivía en una casa de acogida, pero en ese recinto no pudieron atenderlo más.
HISTORIA
En su oportunidad, la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) de la municipalidad de Arica trató de ayudarlo, lo llevaron a una casa de acogida, pero volvió a vivir en la calle.
Este caso que impacta y que sobrecoge, aún no tiene solución y se torna cada vez más complejo, considerando las condiciones de movilidad reducida que tiene el afectado, el cual además no tiene otro lugar donde vivir y pernoctar. J