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Las artesanas de Choquelimpie que rescatan la orfebrería aymara con diseños ancestrales

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Los inicios del taller Aymara Qullqina Ampara de Arica comenzaron por una idea de la antropóloga social Andrea Molina, quien tenía la artesanía indígena como una de sus líneas de investigación. La antropóloga de la Universidad de Chile conoció por primera vez la platería aymara cuando trabajaba como guía de exposiciones de la Fundación Artesanías de Chile, en el Centro Cultural Palacio La Moneda. "A principios del 2012 me tocó apoyar el montaje de la exposición Elementos, dedicada a la artesanía tradicional del norte de Chile. La exposición incluía piezas de platería aymara del Museo Chileno de Arte Precolombino, las que tuve ocasión de fotografiar y ahora son parte de un catálogo de más de 200 piezas que hemos podido registrar. Esta artesanía me maravilló, por su alta calidad técnica, complejidad y belleza. Además llamaba la atención que fuera tan poco conocida, a diferencia de la platería mapuche, que se ha estudiado más e incluso se han publicado libros", asegura la investigadora.

Andrea, con apoyo de la Fundación Artesanías de Chile, comenzó la investigación buscando antecedentes en varias bibliotecas. Unos meses después conoció a María Gómez, presidenta del Taller de Platería Aymara Qullqina Ampara de Arica, que es el único grupo de artesanas aymaras que actualmente fabrican estas piezas en Chile. Qullqina Ampara significa "manos de plata" en la lengua aymara. Fue María Gómez quien la apoyó para poder postular a los fondos del Consejo de la Cultura. Postularon al proyecto en septiembre de 2012 y salió aprobado en abril de 2013 con un Fondart.

La antropóloga asegura que conversando con las artesanas del taller identificó que habían dos cosas que les hacía falta y a las que podía aportar con el proyecto. En primer lugar ellas necesitaban contar con un mayor número de imágenes de piezas antiguas, que pudieran utilizar como modelos para replicar, ya que hasta el momento solamente contaban con algunos modelos de joyas reunidas entre sus familiares, pero había poca variedad en los diseños.

En segundo lugar, les interesaba profundizar más en los conocimientos respecto a la platería aymara: quiénes fabricaban las piezas, cómo las fabricaban, en qué ocasiones se usaban y cuál es su simbolismo.

Para fotografiar las piezas antiguas contaron con el apoyo de cuatro museos en Chile y uno en Bolivia. Estos fueron: el Museo Regional de Iquique, el Museo Chileno de Arte Precolombino, el Museo de San Miguel de Azapa y el Museo de Artes Decorativas Casa Nacional de Moneda de Potosí, Bolivia.

Con el Museo Precolombino se les hizo difícil, ya que estuvo cerrado durante más de dos años por una ampliación. Recién en mayo de este año pudieron fotografiar piezas allá. Pero, dicen, que esa espera valió la pena, pues consideran que no les era posible hacer un registro completo sin esta colección.

Las artesanas junto a la antropóloga ahora se encuentran satisfechas ya que cerraron un gran proceso. "Hemos logrado confeccionar un Catálogo de Piezas, con fotografías de Nicolás Aguayo e ilustraciones de Francisca Gili. Con él, las artesanas contarán con un mayor número de diseños que podrán fabricar. Este documento además contiene información importante sobre los tipos de piezas, su uso y simbolismo. Por otra parte se hizo un pequeño Manual de Producción, con fotografías del Taller Qullqina Ampara, en que se muestra el paso a paso de la fabricación de las piezas, así como las materias primas, herramientas y técnicas del oficio", asegura Andrea Molina.

El diseño de los productos estuvo a cargo de Tomás Olivos y Juan Gili y durante toda la investigación contaron además con el apoyo de Hans Gundermann, académico de la Universidad Católica del Norte.

Qullqina Ampara

"Nos dimos cuenta que no sabíamos nada al principio de lo que es la orfebrería. Por eso nos sirvió mucho la investigación. Después nos trajeron un profesor de Santiago, que nos enseñó todo porque nosotros no teníamos idea de nada. No sabíamos que es lo que era una herramienta, no sabíamos cómo se fundía la plata, nada, y él nos enseñó en una capacitación de diez días. Después nos hicieron otra capacitación, más adelante, de diez días más. La comunidad, con el Programa Orígenes nos hizo eso", asegura María Gómez, presidenta de Qullqina Ampara.

Agrega que "algunos fuimos recolectando piezas de plata que tenían nuestras familias y otros en fotografía, pero fue bien poco, porque nos costó mucho encontrar cooperación para que nos facilitaran muestras. Ni en los museos ni en ningún lado nos querían ayudar".

Actualmente, las artesanas del taller ponen las pepitas de plata en un crisol, junto con el bórax o fundante, y lo calientan con un soplete hasta fundirse. Este proceso lo realizan sobre una base de ladrillos.

El jueves 23 de octubre, a las 17 horas, en la Biblioteca Municipal, se celebrará el cierre del proyecto Fondart de Orfebrería Aymara y se dará a conocer los resultados de la investigación. J