No fue sólo una casa más la que se quemó hace algunos días en Lynch, entre San Marcos y Sotomayor. Se trata de una casona antigua que tenía características únicas en términos patrimoniales, según lo reveló a La Estrella de Arica el arquitecto Eduardo Hoyos. Su diseño incluía un diseño de techo a partir de un mojinete trapezoidal, lo que parece un tecnicismo, pero es simplemente el mejor argumento para hablar de un estilo ya extinto y característico de hace más de siglo y medio, común al extremo norte de Chile y al sur de Perú.
A veces ocurre que lo que no se ve ni menos se conoce, simplemente se desperdicia y se subvalora. Arica acaba de perder una casa de características únicas, en un hecho que tiene muchas lecturas, no sólo lo patrimonial. El abandono de viviendas debido a su antigüedad es una realidad indesmentible, hoy plasmada vívidamente en distintos sectores del sector céntrico. En la mayoría de los casos se trata de inmuebles particulares, respecto a los cuales no es fácil proceder para su rescate.
Aun así, hay otro aspecto respecto al cual atender estas casas abandonadas, a veces, convertidas en simples fachadas. La seguridad pública está en juego cuando estas propiedades son ocupadas de manera irregular y muchas veces se transforman en refugio de delincuentes.
Con todo, nunca es tarde ni tampoco existe esfuerzo inútil si se trata de rescatar y valorar el patrimonio cultural de la ciudad. Hay mucho trabajo en esta dirección. Hoy, por ejemplo, se comienza a reconocer lo importante que es dar el lugar que corresponde a la cultura Chinchorro en Arica. De manera transversal, distintos sectores de la sociedad local están buscando evitar que sus vestigios en la zona urbana sean relegados.
La arquitectura local es un reflejo de nuestra historia y es importante que pueda ser conservada y resguardada hasta el punto de lo posible. La destrucción de la casona de Lynch es una muestra lamentable de cómo puede comenzar a perderse este rasgo de la identidad local, problema que se debe reconocer y en lo posible, prevenir.