Ahora "estar quemado" es un complejo síndrome
La popular expresión "estar quemado", y que se atribuye a estar sumergido en un espiral de problemas, ahora es parte del vocabulario de la psiquiatría. Sucede que "estar quemado" es un síndrome sicológico cuyo origen es el estrés.
Su nombre real es Síndrome de Burnout. Su traducción real es Síndrome de Estar Quemado. Médicamente este cuadro no tiene relación con la mala suerte, pero sí con el agotamiento mental. Sobre todo con la desmotivación en todos los ámbitos de la vida. Y este cansancio general deriva en que todo lo que hace el afectado le sale mal.
Lo habitual es que las personas que estén quemadas tengan profesiones que las vinculen a los otros. Muchas enfermeras, por citar un caso, están quemadas. Muchos profesores terminan psíquicamente calcinados. Las mentes de estos profesionales colapsan por el desgaste e ingresan a un círculo vicioso que genera, finalmente, la depresión.
La terapeuta Elisa Urbano afirma que un elemento que contribuye para que los individuos tengan este síndrome es el sentirse desbordado por la vida. Sentir que ya no se puede dar más. No se puede rendir más en el trabajo, no se puede atender adecuadamente las inquietudes del grupo familiar, el afectado se desvincula cerebralmente de su entorno, opta por disparar sarcasmos, se torna un irónico y un venenoso.
Elisa Urbano cree que la falta de tiempo, una agenda sin espacio para el desarrollo emotivo del sujeto, influye en el colapso. Y ese colapso es peligroso. Los que padecen el Síndrome de Burnout se vuelven insensibles y, lamentablemente, son cada vez más. Por todas partes salen quemados.
La solución urgente, a juicio, cómo no, de Elisa Urbano, es parar. Tomarse un tiempo. Dejar todo. O, al menos, aliviar el ritmo de trabajo. Sólo así el quemado volverá a resucitar. J