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Estafadores telefónicos caen en su propia trampa con el nuevo cuento de la grúa

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¿Aló?, ¿cómo están por allá?, dice la voz de un hombre por el auricular del teléfono de red fija de este diario.

Un periodista que atendió le responde: bien, ¿con quién hablo?

Así comienza el diálogo telefónico con una persona que supuestamente es un jefe de este medio que habría sufrido un desperfecto mecánico en medio de la carretera y que necesitaba urgente comunicarse con su empresa de seguros para que le despachen una grúa y lo fueran a buscar.

Se trata de una evolución del típico 'accidente' que sufre un familiar y que llama por teléfono para pedir ayuda a su querida tía, tío, abuelita o compadre. A veces quien llama se hace pasar por un sobrino lejano; en otras por un oficial de Carabineros que pide dinero en medio de un procedimiento por un gravísimo accidente que por lo general involucra a una mujer embarazada o a alguien mayor que está a punto de perder la vida.

Estos sujetos son tan hábiles para crear una historia y tienen tal poder de convencimiento que concretan interesantes sumas de dinero gracias a que pillaron 'volando bajo' a más de un incauto.

Se ha dicho de varias maneras que hay que desconfiar de este tipo de llamadas, que no hay que depositar ninguna cantidad de dinero, ni menos dar claves secretas de cuentas de ningún tipo.

Pero aunque no lo crea, aún hay personas que caen en este truco y que siguen haciendo de esta estafa, una forma de obtener dinero fácil para estos inescrupulosos amparados en el anonimato.

Ahora llamaron a este diario pidiendo ayuda por una emergencia en la carretera.

Pero esta vez había que seguirles el juego...

El siguiente es el diálogo sostenido con los estafadores. Algunos de los nombres han sido cambiados, pero correo electrónico y los números de teléfonos son reales.

-Sujeto (S): ¿cómo con quién hablo?, ¿ya no me conoces la voz?, ¡con tu jefe poh!

-S:¿Cómo es eso? ¿Ya no te acordai de mi?

-S: ¡Claro poh! ¿cómo están las cosas por allá? ¿con quién hablo?

-S: Mira, pasa que estoy a media hora de llegar y quedé en pana en plena carretera. Necesito que me manden la grúa, pero se me acabaron los minutos para llamar a celular. Por favor, llama tú al corredor de mi seguro porque ellos se encargan de hacer todo el trámite.

-S: Llámalo al teléfono 77523956 que es el seguro y el servicio de grúas.

Siguiéndoles el juego, el periodista se comunicó con el fono designado y se identificó como Juan Carlos. Al otro lado de la línea respondió un hombre que se identificó como Cristian Ramírez, quien era el presunto representante de una empresa de seguros y que para despachar la grúa al lugar donde habría ocurrido este supuesto desperfecto mecánico, el asegurado Guillermo Martínez debía depositar la suma de $298.000 lo que corresponde al costo total del despacho de la grúa y todo el servicio de traslado del vehículo.

Por lo tanto el periodista se comunicó nuevamente con el supuesto accidentado Guillermo Martínez al fono 65910717.

-S: Sí, con él habla.

-S: Está bien, pero aquí no tengo conexión a internet. ¿Podrías hacerlo tú? Apenas llegue yo te devuelvo el dinero en efectivo.

El sujeto se va en evasivas, señala que está en la carretera, cerca del lugar del trabajo, no hay nadie cerca y no sabe cómo va a llegar. En un momento asegura encontrarse a 30 minutos tratando de darle más credibilidad al cuento.

S: Deposítale por favor. después nos arreglamos entre nosotros. No hay problema.

Una vez más el periodista llama al asegurador Cristian Ramírez (C).

- Qué bueno. Una vez hecho el pago se despacha la grúa, no podemos despachar la grúa antes. Una vez que haga el pago debe enviar un correo a imsol@imsol.cl.

El servicio completo cuesta $298.000.

Pasan unos minutos y Cristian Ramírez llama al diario preguntando si le han depositado para despachar la grúa. Por el altavoz se escucha a un hombre muy servicial, dispuesto a acudir inmediatamente a la emergencia, siempre y cuando se le haya depositado la cantidad de dinero estipulada.

-C: Lo que pasa don Juan Carlos es que nosotros somos una empresa de seguros, vio. El seguro es el que cubre todo y el banco es el que despacha la grúa. Nosotros no. ¿Tiene otro número de red fija? ¿alguna duda o una consulta don Juan Carlos?

¿Y de cuánto dispondría don Juan Carlos?

Hummm. Voy a hacer las consultas a nuestro nivel central para que me autoricen a hacerle una rebaja, ya que don Guillermo Martínez es un muy buen cliente. Espere en línea por favor...

Después de unos segundos, prosigue: 'Ya, deposite esa plata y le enviaremos la grúa'.

Don Juan Carlos que sea rápido por favor.

Posteriormente, en unos 20 minutos, el 'jefe' llamó tres veces para corroborar si el depósito se había efectuado.

En tanto, por nuestra parte, Alberto Miranda llamó al asegurador para decir que en el banco había transferido el dinero a la cuenta RUT de María Ramírez. Allí el estafador dudó y comenzó a preguntar cuánto dinero había ingresado, el número del de la transacción y el segundo apellido de María Ramírez. Como nosotros teníamos sólo el RUT de la titular de la cuenta, buscamos el nombre completo de esta mujer y resultó llamarse María Ramírez Leiva, con domicilio en Viña del Mar y de 41 años de edad. La cuenta efectivamente existía.

Al insistírsele al estafador con que habíamos depositado, se mostró extrañado porque en su saldo no aparecía el dinero e insistió en que le hiciéramos la entrega de $148 mil. Todo sea por ayudar al 'querido jefe'. Este, junto con esperar la llegada de la grúa llamó al diario tres veces más, confiado en que su trampa estaba avanzando sobre rieles y que pronto tendría 148 luquitas para hacerse el manso asado para este '18'.

Ya había pasado el momento de terminar la jugada. Los tipos eran verdaderamente insistentes, querían a toda costa confirmar el depósito y la entrega del dinero.

A todo esto, el verdadero Guillermo Martínez estaba vivito y coleando, sin problemas.

Cuando llamó el asegurador Cristian Ramírez pidiendo el pago de la plata, era el momento de pedir explicaciones.

El periodista preguntó ¿oiga acabo de llamar a mi jefe Guillermo Martínez y resulta que dice que nunca tuvo problemas con su auto. Además mi amigo Alberto Miranda me está cobrando la plata a mí?

El sujeto respondió: 'pero cómo, ¿hizo el pago?'.

No sé, ¿qué hacemos? porque nosotros todavía no vamos a buscar a este caballero...

Pero es que hay una persona que se está haciendo pasar por él entonces.

¡Eso es lo que está diciéndome Ud. poh caballero.

Nosotros respondimos ¿correcto? aunque no le hemos mandado la grúa.

Por supuesto que sí poh caballero. Nosotros somos grúas confiables. Lo que no entiendo es por qué no aparece el pago acá, caballero ¿a qué cuenta hizo el pago? ¿tiene el número de la transferencia?

¿cómo lo podemos hacer? ¿Usted me dijo que alguien lo estafó?

¿Cómo le vamos a entregar la plata si no nos aparece ningún depósito, caballero? Déme una cuenta suya y acá en nuestra empresa le respondemos, señor.

¡Cómo va a ser una estafa! tai más weon!

¡Andate w#$%%/'%%! ¿Sabís que más?, valís callampa, andai puro sapeando feo $%&/&%$...

J

Estafadores telefónicos caen en su propia trampa con el nuevo cuento de la grúa

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¿Aló?, ¿cómo están por allá?, dice la voz de un hombre por el auricular del teléfono de red fija de este diario.

Un periodista que atendió le responde: bien, ¿con quién hablo?

Así comienza el diálogo telefónico con una persona que supuestamente es un jefe de este medio que habría sufrido un desperfecto mecánico en medio de la carretera y que necesitaba urgente comunicarse con su empresa de seguros para que le despachen una grúa y lo fueran a buscar.

Se trata de una evolución del típico 'accidente' que sufre un familiar y que llama por teléfono para pedir ayuda a su querida tía, tío, abuelita o compadre. A veces quien llama se hace pasar por un sobrino lejano; en otras por un oficial de Carabineros que pide dinero en medio de un procedimiento por un gravísimo accidente que por lo general involucra a una mujer embarazada o a alguien mayor que está a punto de perder la vida.

Estos sujetos son tan hábiles para crear una historia y tienen tal poder de convencimiento que concretan interesantes sumas de dinero gracias a que pillaron 'volando bajo' a más de un incauto.

Se ha dicho de varias maneras que hay que desconfiar de este tipo de llamadas, que no hay que depositar ninguna cantidad de dinero, ni menos dar claves secretas de cuentas de ningún tipo.

Pero aunque no lo crea, aún hay personas que caen en este truco y que siguen haciendo de esta estafa, una forma de obtener dinero fácil para estos inescrupulosos amparados en el anonimato.

Ahora llamaron a este diario pidiendo ayuda por una emergencia en la carretera.

Pero esta vez había que seguirles el juego...

El siguiente es el diálogo sostenido con los estafadores. Algunos de los nombres han sido cambiados, pero correo electrónico y los números de teléfonos son reales.

-Sujeto (S): ¿cómo con quién hablo?, ¿ya no me conoces la voz?, ¡con tu jefe poh!

-S:¿Cómo es eso? ¿Ya no te acordai de mi?

-S: ¡Claro poh! ¿cómo están las cosas por allá? ¿con quién hablo?

-S: Mira, pasa que estoy a media hora de llegar y quedé en pana en plena carretera. Necesito que me manden la grúa, pero se me acabaron los minutos para llamar a celular. Por favor, llama tú al corredor de mi seguro porque ellos se encargan de hacer todo el trámite.

-S: Llámalo al teléfono 77523956 que es el seguro y el servicio de grúas.

Siguiéndoles el juego, el periodista se comunicó con el fono designado y se identificó como Juan Carlos. Al otro lado de la línea respondió un hombre que se identificó como Cristian Ramírez, quien era el presunto representante de una empresa de seguros y que para despachar la grúa al lugar donde habría ocurrido este supuesto desperfecto mecánico, el asegurado Guillermo Martínez debía depositar la suma de $298.000 lo que corresponde al costo total del despacho de la grúa y todo el servicio de traslado del vehículo.

Por lo tanto el periodista se comunicó nuevamente con el supuesto accidentado Guillermo Martínez al fono 65910717.

-S: Sí, con él habla.

-S: Está bien, pero aquí no tengo conexión a internet. ¿Podrías hacerlo tú? Apenas llegue yo te devuelvo el dinero en efectivo.

El sujeto se va en evasivas, señala que está en la carretera, cerca del lugar del trabajo, no hay nadie cerca y no sabe cómo va a llegar. En un momento asegura encontrarse a 30 minutos tratando de darle más credibilidad al cuento.

S: Deposítale por favor. después nos arreglamos entre nosotros. No hay problema.

Una vez más el periodista llama al asegurador Cristian Ramírez (C).

- Qué bueno. Una vez hecho el pago se despacha la grúa, no podemos despachar la grúa antes. Una vez que haga el pago debe enviar un correo a imsol@imsol.cl.

El servicio completo cuesta $298.000.

Pasan unos minutos y Cristian Ramírez llama al diario preguntando si le han depositado para despachar la grúa. Por el altavoz se escucha a un hombre muy servicial, dispuesto a acudir inmediatamente a la emergencia, siempre y cuando se le haya depositado la cantidad de dinero estipulada.

-C: Lo que pasa don Juan Carlos es que nosotros somos una empresa de seguros, vio. El seguro es el que cubre todo y el banco es el que despacha la grúa. Nosotros no. ¿Tiene otro número de red fija? ¿alguna duda o una consulta don Juan Carlos?

¿Y de cuánto dispondría don Juan Carlos?

Hummm. Voy a hacer las consultas a nuestro nivel central para que me autoricen a hacerle una rebaja, ya que don Guillermo Martínez es un muy buen cliente. Espere en línea por favor...

Después de unos segundos, prosigue: 'Ya, deposite esa plata y le enviaremos la grúa'.

Don Juan Carlos que sea rápido por favor.

Posteriormente, en unos 20 minutos, el 'jefe' llamó tres veces para corroborar si el depósito se había efectuado.

En tanto, por nuestra parte, Alberto Miranda llamó al asegurador para decir que en el banco había transferido el dinero a la cuenta RUT de María Ramírez. Allí el estafador dudó y comenzó a preguntar cuánto dinero había ingresado, el número del de la transacción y el segundo apellido de María Ramírez. Como nosotros teníamos sólo el RUT de la titular de la cuenta, buscamos el nombre completo de esta mujer y resultó llamarse María Ramírez Leiva, con domicilio en Viña del Mar y de 41 años de edad. La cuenta efectivamente existía.

Al insistírsele al estafador con que habíamos depositado, se mostró extrañado porque en su saldo no aparecía el dinero e insistió en que le hiciéramos la entrega de $148 mil. Todo sea por ayudar al 'querido jefe'. Este, junto con esperar la llegada de la grúa llamó al diario tres veces más, confiado en que su trampa estaba avanzando sobre rieles y que pronto tendría 148 luquitas para hacerse el manso asado para este '18'.

Ya había pasado el momento de terminar la jugada. Los tipos eran verdaderamente insistentes, querían a toda costa confirmar el depósito y la entrega del dinero.

A todo esto, el verdadero Guillermo Martínez estaba vivito y coleando, sin problemas.

Cuando llamó el asegurador Cristian Ramírez pidiendo el pago de la plata, era el momento de pedir explicaciones.

El periodista preguntó ¿oiga acabo de llamar a mi jefe Guillermo Martínez y resulta que dice que nunca tuvo problemas con su auto. Además mi amigo Alberto Miranda me está cobrando la plata a mí?

El sujeto respondió: 'pero cómo, ¿hizo el pago?'.

No sé, ¿qué hacemos? porque nosotros todavía no vamos a buscar a este caballero...

Pero es que hay una persona que se está haciendo pasar por él entonces.

¡Eso es lo que está diciéndome Ud. poh caballero.

Nosotros respondimos ¿correcto? aunque no le hemos mandado la grúa.

Por supuesto que sí poh caballero. Nosotros somos grúas confiables. Lo que no entiendo es por qué no aparece el pago acá, caballero ¿a qué cuenta hizo el pago? ¿tiene el número de la transferencia?

¿cómo lo podemos hacer? ¿Usted me dijo que alguien lo estafó?

¿Cómo le vamos a entregar la plata si no nos aparece ningún depósito, caballero? Déme una cuenta suya y acá en nuestra empresa le respondemos, señor.

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