Secciones

La estresante vida de Cristián Álvarez en el plantel cruzado

E-mail Compartir

Tras un intercambio de cinco puñetazos entre Darío Botinelli y Cristián Álvarez, ayer el señor Falcioni tuvo su partido más sensato: optó, como un Salomón bíblico, por una multa comestible. Los contrincantes deberán pagar una parrilla a medias. La pelea terminó oficialmente en un empate en grasas saturadas.

- Fue una calentura del momento. Ya se habló en el camarín y todo bien- señaló Mark González. Apagó la fricción del lunes con una frase helada. Declaró que los puñetazos son parte del pasado y se enfocó en el partido frente a San Marcos de Arica. Lo cierto es que todavía quedan detalles de los treinta y cinco segundos en que dos referentes se quisieron noquear.

'El Pollo hizo un hoyito humillante al Huaso y ahí quedó la cagada', reveló un testigo. El testigo dice que en la pelea hubo dos golpes de puño de calidad, el resto fue una coreografía. No hubo hematomas, ni sangre. Dos argentinos sujetaron a Álvarez: Costanzo y Acosta. Dos defensas retuvieron a Botinelli. Mark González, en medio de todo, lanzó palabras por la paz. Álvarez tiró garabatos, pues, según los testigos, era el más explosivo. Incluso el capitán le tiró unos garabatos a un camarógrafo que inmortalizaba la secuencia. Álvarez le tiró garabatos a todo el mundo. Se dirigió enajenado al camarín y ahí, luego de varios minutos, retornó a la serenidad.

Pero Álvarez, en verdad, nunca puede volver a la paz. El lunes peleó a puñetazos y el martes unos hinchas lo fueron a encarar.

¡Queremos hablar con el capitán!

Cerca del mediodía dos automóviles se asomaron por San Carlos de Apoquindo. Era un grupo de barristas con estrés y venían uniformados con los colores de la institución: transitaban en un auto azul y en un auto blanco. Buscaban a Cristián Álvarez. Agitaron un puño furioso cerca de las 12 horas.

'No los dejaron pasar', informó un trabajador del recinto. ¿Venían dispuestos a pelear o a sostener una conversación deportiva? 'Venían a romper', dijo el hombre. Entre ellos estaba Tuto, un líder que está permanentemente enojado y que una vez recibió un balazo. Tuto quería enfrentarse al Huaso, pero alguien le susurró un mensaje. Y un testigo recuerda el grito en aquel momento: '¡Los pacos!', gritó un barrista. Los barristas titubearon, dado que ya sabían que Luis Larraín visitaba el lugar y lo querían encarar. Finalmente se fueron prometiendo una revancha. J