Los recuerdos del artesano que le hacía los aperos a Camiroaga
El chillanejo radicado en Arica confeccionaba las monturas para los caballos del Halcón de Chicureo.
A 3 años de la muerte de Felipe Camiroaga, un ex amigo suyo que por circunstancias de la vida se encuentra radicado en Arica, recuerda con cariño algunas anécdotas que pasó él y su familia, antiguos artesanos de monturas, en la ciudad de Chillán junto al recordado Halcón de Chicureo.
Patricio Isla (51), integrante de una familia que se dedica hace más de tres generaciones al negocio de la talabartería, dice que Felipe llegó al local de su familia 'Monturas Isla', recomendado por un amigo.
'Como él tenía un campo cerca, en Coihueco, y le gustaban mucho los caballos, llegó al local para ver si le podíamos hacer unas monturas. La amistad con mi papá se fue dando de a poco, ya que Felipe era un hombre de campo y mi papá también y luego se integró como uno más de los Isla', cuenta Patricio, el menor del clan familiar.
Patricio dice que Felipe era un pelusón. Eran comunes sus imitaciones como Luciano Bello y de repente improvisaba con cualquier chiste a los hermanos Isla, quienes ya conocían su humor y sus salidas de cabro chico.
Le gustaba el cuero y el patriarca de los Isla, Joaquín, le enseñó acerca de este oficio. 'Le hacía capuchas a su halcón, pero decía que le quedaban chuecas. Mi papá le regalaba los materiales y en su casa de Chicureo tenía un taller donde trabajaba con cuero', agrega Patricio.
Dice que Felipe valoraba mucho el trabajo de la talabartería y recuerda cuando un día su padre le dijo que se sentía muy orgulloso de su amistad porque él era una persona conocida en la televisión, de fama, pero Felipe le dijo que estaba equivocado que el que se sentía orgulloso era él por la amistad que le brindaban porque su oficio era único en el mundo y además era hecho con esfuerzo y dedicación.
El menor de los Isla cuenta que para hacer una montura hay que tener paciencia y ser detallista.
'Nuestras monturas están repartidas por todo el mundo. Cuando vino la Reina Isabel de Inglaterra nos pidieron que hiciéramos una para que ella se llevara en recuerdo de Chile. También se las han llevado Kirk Douglas (padre de Michael), John Wayne y hay una en el museo de Louvre en París. Hay que llevar en la sangre esto, ya que no lo puede hacer cualquiera. Otros artesanos nos han comprado monturas para hacerlas igual incluso las han desarmado y no han podido. De hecho quieran instaurarlas como Patrimonio de Chile', asegura.
Dice que aprendió a los 14 años el arte de la talabartería, observando a su padre y hermanos. Le costó, pero con el paso de los años aprendió la confección de las monturas. Actualmente, ya que su padre falleció hace 3 años y medio, se dedican a seguir con la tradición su hermana mayor Agnes y Joaquín.
Patricio ahora está dedicado a la venta de motores de vehículos y, por razones amorosas, se quedó radicado en Arica, ya que dice que acá encontró el amor verdadero y piensa casarse en diciembre.
Otra de las anécdotas que recuerda de Felipe es que un día iban caminando con su hermano y a pesar de que el ex animador iba con bigote y sombrero de huaso para pasar desapercibido, una señora lo reconoció y le preguntó si conocía a un dentista. Cuenta que Felipe la llevó a un dentista y le pagó el tratamiento completo, que salió un par de millones. 'Él era así, muy humilde. Le gustaba ayudar a las personas de forma anónima no andar publicándolo. Cuando iba a nuestra casa se llenaba de mujeres afuera que lo esperaban para sacarse fotos con él y accedía siempre con una sonrisa', rememora.
Era tanta la confianza que Felipe tenía con los Isla, que hasta iba a visitarlos con sus parejas.
La familia conoció a Karen Doggenweiler, Paz Bascuñán y a Fernanda Hansen. Patricio dice que la mejor que les cayó fue Fernanda, porque era la más simpática y cercana y también le gustaba el campo y los animales, que Felipe tenía por montones.
Poco antes del trágico accidente de Juan Fernández, les contó a los hermanos Isla que se quería retirar de la tele, porque ya estaba cansado y que quería dedicarse a una de sus grandes pasiones, que era la vida de campo.
'A Felipe no le gustaba la farándula, de repente cuando inventaban cosas de él en esos programas lo veíamos cabizbajo y su sueño era dedicarse a sus animales y a sus tierras por eso ya quería dejar la televisión', asegura Patricio, con su inconfundible acento sureño.
Recuerda con orgullo que cada vez que iba a Chillán los pasaba a ver y que le encantaba el olor a cuero de la tienda, además de la hospitalidad que siempre encontraba en el hogar y -que decía que era la única parte donde no pagaba el precio de la fama y lo trataban como a uno más.
Cuando murió el padre de Patricio, Felipe le envió sus condolencias y además le dirigió unas palabras en el matinal 'Buenos Días a Todos'. Acompañó a los Isla en su pena y siguió yendo a visitarlos como siempre.
Cuando se le quemó su casa en Chicureo una de las cosas que más sentía era una montura que les había mandado a hacer y que se había quemado por completa. 'Lo llamamos para decirle que lo sentíamos y si estaba bien, él nos dijo que sí, pero que sentía perder la montura. Mi hermano le dijo que no se preocupara que había otra igual y él dijo el fin de semana voy a buscarla. Era una silla que costaba 4 millones de pesos', enfatiza el sureño.
Seis días antes del 2 de septiembre de 2011, Patricio chocó y Felipe fue a Chillán a verlo. Fue la última vez que lo vio. Andaba con bigote y su sombrero negro de huaso. Le dijo que no se preocupara que eran cosas materiales y lo importante era que estaba bien.
Casi una semana después los Isla se enteraron del accidente. Como en todo Chillán sabían de su larga amistad con Felipe, de más de 10 años, la gente espontáneamente fue y prendió velas afuera de la tienda.
'No podíamos creerlo, pero después pensamos que él estaba bien, ya que fue una persona que obró de forma correcta. Él está descansando y hay que quedarse con los buenos recuerdos que nos dejó', finalizó Patricio. J