Más eventospide la gente
En el programa dieciochero, hay lagunas entre los espectáculos, porque unos días hay muchos eventos y otros no pasa nada. Por lo menos las ramadas le darán continuidad por una semana.
En el programa dieciochero, hay lagunas entre los espectáculos, porque unos días hay muchos eventos y otros no pasa nada. Por lo menos las ramadas le darán continuidad por una semana.
La semana recién pasada, el Instituto nacional de Estadísticas (INE) dio a conocer los resultados corregidos del Censo realizado en 2012. De acuerdo a la medición, Arica tiene 235 mil habitantes, lo que significa un incremento importante respecto a los 213 mil que había arrojado el conteo originalmente, hace dos años. Son más de 20 mil habitantes, que demográficamente es más que varias de las comunas pequeñas del país.
La medición es fundamental para comprender el funcionamiento de la ciudad, sus necesidades proyecciones, establecer planes de desarrollo y en especial, de crecimiento y equidad social. 'Lo que no se mide, no se conoce', se suele decir, y bajo este prisma, las cifras del Censo son fundamentales en distintos aspectos.
El aumento de la población, por ejemplo, choca de frente con un aspecto fundamental: la necesidad del desarrollo de la ciudad. Arica debe ser capaz de entregar las condiciones necesarias para que la calidad de vida de los vecinos no decaiga. Se debe recordar que las proyecciones de población para el año 2020 alcanzan casi los 260 mil habitantes.
Sólo esa mirada plantea una serie de interrogantes ¿Dónde vivirán todos esos nuevos ariqueños? ¿Cómo serán las calles que recorrerán? ¿Serán adecuadas para el parque vehicular que, consecuentemente aumentará junto con la población? ¿Qué clases de servicios e infraestructura urbana tendrá la ciudad en los próximos cinco años?
Cada una de estas preguntas genera una inquietud por sí misma. La última década puede servir como 'barómetro' de lo preparada que está la ciudad para los nuevos desafíos demográficos. La caída en los permisos de construcción agrega otros antecedentes que pueden ser preocupantes. Lo cierto es que no es tiempo de preocuparse, sino de ocuparse. La falta de previsión puede terminar con una ciudad colapsada, con una calidad de vida deprimida, con proliferación de campamentos, problemas en el transporte y los servicios, sólo por mencionar puntos críticos de los cuales hoy es el momento de observar y atender.
El aire se llenó de poesía, o mejor dicho, de antipoesía. Y los versos y antiversos se fueron desparramando por toda la larga y angosta geografía, introduciéndose en los recovecos de las escuelas, de las universidades; en las ágoras de las capitales, de las ciudades, de los pueblos, de los villorrios; en las plazas de armas, en las plazoletas de poblaciones, en los parques de los enamorados, de los viejitos jubilados; en fin, las palabras, la antipoesía, más poesía que ninguna, llenó de palabras y versos y estrofas esta puerta de entrada al mes de Chile, de la Primavera, del aire que gusta de juguetear con las faldas de las jovencitas, y de la esperanza que anidamos de que ya se bate en retirada el crudo e implacable invierno.
El poeta; mejor dicho el antipoeta, Nicanor Parra, está de cumpleaños. Y todo Chile celebra a su vate, al que bajó la poesía de los espacios siderales para aterrizarla a terrenos cotidianos, con el lenguaje coloquial pero transformado por el genio, con la versatilidad para construir nuevos 'artefactos', nuevos lamentos, nuevas loas y esperanzas, con un sentido nuevo para las mismas palabras viejas.
Nicanor Parra nos sigue acompañando en estos menesteres terrestres y, gracias a la Providencia, recibe -aunque tal vez no le llame mucho la atención- el homenaje cálido, emocionado, agradecido de su patria, de sus hombres y mujeres, de su juventud y de todos quienes alguna vez, o en muchas oportunidades, hemos podido leer y regocijarnos con sus geniales creaciones poéticas -antipoéticas-.
No solo el poblado de Las Cruces tiene el privilegio de tener consigo al hombre real, no el imaginario. Su estirpe, la estirpe de los Parra, junto a Violeta, Roberto y Eduardo lo hace a él y a sus hermanos, ser parte nuestra, de nuestro imaginario, de nuestras calles, de nuestras escuelas y teatros y plazas.
El viento comienza a juguetear en septiembre, y ese viento nos trae, en este año, los cien años de poesía -o antipoesía- de nuestro Nicanor Parra, para que siga con nosotros, por lo menos por cien años más.
Con gusto a poco quedaron los hombres que fueron a ver a las miss Reef, ya que por efecto del cambio de horario a verano, las chicas estuvieron poco tiempo en el escenario mostrando sus atributos.
El grupo Los Tetas mostró en Arica que siguen teniendo un público fiel que recuerda sus mayores éxitos y, además, mostraron su talento en el rapeo, acompañado por el coro de los fanáticos.