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Ana María y su sueño de una tierra de gigantes

Si bien las marionetas no son pesadas, sí se requiere de cierta práctica, además de cuidado, para manejarlos.

sus creaciones por si solas llaman la atención.

A veces los muñecos se inspiran en personas reales.

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Junto a sus hijos crea seres extraordinarios para los carnavales y pasacalles.

G eneralmente los autos circulan rápidamente por la calle General Arteaga, frente al parque Vicuña Mackenna. Sin embargo, en algunas ocasiones, los conductores parecen detenerse. Los pasajeros apuntan asombrados y más de algún celular hace las veces de cámara fotográfica, saliendo por las ventanillas.

Ana María Nieto conoce muy bien la razón, pues es la causante de la pequeña conmoción. Se trata de los títeres que crea, que fácilmente alcanzan los 3 metros de altura, hechos en papel maché y que utilizan vistosos trajes.

Ana María recuerda cuando, a pocas cuadras de su casa, las calles eran cerradas para dar paso a la Ginga, concurso anual en el que juntas de vecinos preparaban carros alegóricos, utilizaban disfraces y la música era parte indispensable.

'Habían juntas de vecinos que preparaban carros impresionantes. Yo me admiraba mucho de lo que hacían', comenta.

Y no es su único recuerdo de los carnavales, pues su padre también formó parte de ellos cuando trabajaba en el ferrocarril.

Es por eso que desde hace unos dos años atrás, hizo un curso para poder comenzar a ser parte de los carnavales desde adentro. Utilizando papel maché, tubos de pvc, telas, pintura y plumas, comenzó a crear estas criaturas fantásticas y cercanas al mismo tiempo.

'Si trabajo rápido, en 15 días puedo terminar un gigante. Pero depende mucho del tipo. una vez hice un brujo de 3 metros. Le diseñé collares, las plumas y la vestimenta completa, pero tenía muchos detalles', explica.

A pesar de su gran tamaño, los gigantes de Ana María son delicados, pues, como ella dice, en tan sólo un minuto semanas de trabajo pueden quedar destrozados.

'No son muy pesados, pero hay que ser cuidadoso. Hay que caminar muy atento, pero en los carnavales la gente quiere bailar, y si son movimientos muy bruscos, las marionetas lo pueden resentir', comenta.

Es por eso que optó por exigir que, en cuanto le hagan el encargo, pueda conocer a la persona que le dará vida al gigante.

'Tiene que aprender a llevarlo, cómo moverse para que se vea con vida', cuenta.

Además, para evitar que se le acumulen gigantes en los tiempos de carnaval, ha empezado a avanzar con los cuerpos y cabezas, para luego sólo agregar los detalles.

Pero por ahora, lo que tiene su principal interés es la creación de tres parinas gigantes, con las que, asegura, se puede animar cualquier desfile, carnaval o pasacalle.

Pero no es su única ambición. Ana María quiere trabajar en un proyecto para recrear una leyenda por medio de gigantes.

'Es la historia de un cóndor y un picaflor, donde las marionetas salgan de las calles, y que tenga música, bailarines y efectos especiales', relata.

El proyecto es a largo plazo, pero a Ana no le falta trabajo. En poco tiempo un dragón la tendrá ocupada durante algunas semanas.

Aunque, al igual que sus marionetas, Ana piensa en grande y ve en los títeres un potencial especial en la región.

'Lo que me gustaría es que cada localidad tuviera su propio gigante que representara sus tradiciones o algún personaje. Me gustaría que los títeres estuvieran en todos los pueblos del interior', asegura.

También comenta que está haciendo zapatos y otros artículos de gran tamaño.

'Se vería muy bien que se ocuparan en los negocios, para llamar la atención. O que, por ejemplo, en los restoranes un mesero mostrara el menú del día', reflexiona.

Y así, armada de papel maché, pintura y vestimentas coloridas, Ana María poco a poco va haciendo de Arica y Parinacota una verdadera tierra de gigantes.