Doctora y su tratamiento único logró recuperar a Waldo Ponce
L a mujer que le salvó la profesión a Waldo Ponce pensaba que él era delantero. La mujer se llama Paula Droguett, es fisioterapeuta, tiene 34 años, ignora todos los fundamentos del fútbol y produjo un milagro en tres meses. De manera que, hay que decirlo enfáticamente, no fueron las células madres, ni los doctores: fue esta mujer mágica que estudió cuatro años en la Escuela de Osteopatía de Barcelona, fue esta perita en dolor y quien hoy aplica la técnica llamada 'punción seca', la que resucitó a un defensa deprimido.
'Waldo llegó asustado. Él pensaba que ya no había nada que hacer y que a sus 31 años se tendría que retirar del fútbol', recuerda acomodada en esa consulta de Providencia donde ella, nuestra portentosa Doctora House, sana las lesiones insuperables. Waldo, tras dos años adolorido y sin jugar, ya no creía en nada: había empezado a pensar en hacer negocios, en una vida sin deporte. No tenía ánimo y estaba opaco.
Su talón había sido revisado por expertos de México, España y Chile. Le habían hecho la terapia de las plaquetas. Le habían inyectado células madres. Se sometió a sesiones en la cámara hiperbárica. Pasó por todos los tratamientos de la kinesiología convencional. Los doctores de diferentes países, incluso, empezaron a rechazarlo como paciente, hasta que, sin opciones, el doctor Giovanni Carcuro le sugirió visitar a Paula Droguett. Al término de la primera sesión, tras 20 minutos de masajes novedosos, Waldo se puso de pie. Estaba radiante. La 'punción seca' había generado un efecto instantáneo.
'Empezamos a trabajar a fines de febrero. Día por medio. A veces los fines de semana. Cada vez mejoraba más', confiesa la especialista. Waldo, dice la doctora, tenía una tendinitis en el talón de Aquiles. Tenía, además, restos de cicatrices y un dolor expandido hasta el gemelo. Ella, al dolor expandido, le llama 'punto gatillo'. Y la Doctora House se enfrentó fieramente al 'punto gatillo'.
'No hay infiltración de analgésicos', aclara Droguett. Lo explica en idioma médico: 'Es entrar con una aguja muy elástica en el punto de la lesión. Hago un lavado de sustancias algógenas. Y eso lo complemento con la técnica Benjamín de masajes'. En idioma deportivo sería: 'Hay chances de recuperarse'.
Al tiempo, en la prueba decisiva, fueron juntos a patear pelotas. Waldo pateó un balón, no hubo dolor y él, emotivo, casi se pone a llorar. Pateó otro. Risas. Alguien gritó: '¡Milagro!'. La escena, en fin, resultó bíblica: al tercer mes, Waldo Ponce había resucitado de entre las cenizas.
Iniciaron una amistad profunda. Si bien la fisioterapeuta no tiene compromiso amoroso y Waldo es un hombre bellísimo, la relación fue muy pura. De hecho, mientras estamos en su oficina, Paula recibe un WhatsApp del jugador: 'Los medios han dicho que me recuperé gracias a las células madres. Tú y yo sabemos que no es así. En una próxima conferencia de prensa diré que todo fue por ti. Tú me mejoraste y siempre estaré agradecido'.
Paula, ruborizada, dice que no es un milagro. Es comprender el cuerpo. Enumera otras recuperaciones insólitas.
La especialista avisa que pronto abrirá, en Canta Gallo, en el sector oriente de Santiago, un centro especializado llamado CETID (Centro de tratamiento integral del dolor). Allí, en secreto, se grabarán todos los capítulos de la Doctora House. J