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El formador de futuros cracks y su eterna sonrisa

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Es sin duda alguna uno de los personajes más queridos en nuestra ciudad, no solo por su imborrable sonrisa y simpatía, sino que también por la loable labor que realiza para la comunidad.

Jaime Alberto Bunsen Cruz, nacido en teoría un 27 de agosto de 1961, nos revela un curioso hecho de su vida que podría explicar el porqué de su gran condición física a tal edad, sabiendo que parece más joven.

'No tenía partida (certificado) de nacimiento y no sabía', nos revela el nacido en Lima, Perú, que según él tiene 54 años.

- Yo calculo, por lo que dice la gente y lo que pienso, que mi edad debe ser de 38 años (risas). Si mi mamá me tuvo a los 14. Yo nunca viví con mi madre, sino con mis tías, ellas me dijeron 'tu puedes haber nacido en el 61' por ahí'.

Un curioso caso, pero no extraño en las familias peruanas, según nos cuenta el ex meta profesional. Bunsen no arreglaría su situación sino hasta que tuvo la chance se incorporarse a la policía. Tras un juicio 'ficticio' contra su padre para poder realizar su partida de nacimiento, un joven Jaime Bunsen quedaría registrado con dicha fecha, resolviendo su situación recién a los supuestos 18 años.

El meta nació y se crió en los barrios altos, lugar de mucho futbolista, policía y músicos. 'Es un barrio dicharachero, como dicen acá y bastante humilde, como esos de donde salen los Arturo Vidal', nos explica.

A la edad de 11 (aproximadamente) fue llevado a Deportivo Municipal para jugar de lateral, pero al lesionarse el arquero tuvo que adaptarse a dicha posición. 'Me dijeron 'tú serás el arquero del futuro', porque antes el arquero solo te pasaba la pelota, pero yo salía jugando con los pies, claro, porque sabía jugar'.

De ahí en más comienza a jugar de guardavallas. Con el equipo de la policía, lugar donde jugaría por 14 años, ascendería hasta la división de honor del fútbol peruano y sería hasta seleccionado del combinado nacional. Es más, Bunsen tendría cuatro meses de prueba en el legendario Sporting Cristal, y cuando el equipo mostró interés por él, desde la Fuerza Armada no lo deja emigrar. 'Mi general me agarra y me dice 'usted ingresó aquí por el fútbol, será muy bueno, pero seguirá jugando acá o lo mando al cerro' y allá me mandó', nos confiesa.

Seis meses pasaría en un pueblo llamado Omate, donde la luz se iba a las 7 de la tarde y donde el pueblo más cercano estaría a 40 kilómetros a caballo. 'En la noche teníamos que ir a escondernos al cerro para protegernos de los terroristas. Afortunadamente nunca me tocaron, en un pueblo donde sólo existían seis policías'.

Si bien tuvo una estancia relativamente tranquila, Bunsen tuvo roces con gente peligrosa. 'Yo vivía en una pieza con mi hija que hoy tiene 28. Me tocan la puerta en la noche y el Jaime con su pistola acá (apunta a la espalda) abre la puerta. Me encuentro con tipos con pasamontañas que me dicen que nada me pasaría en la medida que siguiera trabajando tal cual lo hacía y que ellos iban a ir al momento que ellos querían que me fuera. Me dejaron una pierna de res. Al día siguiente se me extravía mi hija, y la persona que la encontró tenía las mismas descripciones de la noche anterior'.

Si bien en una primera instancia Bunsen pasaría en Omate un mes, la labor social que realizaría en el lugar lo llevó a ganar el cariño de la gente. En el poco tiempo, formaría una escuela de fútbol de 70 niños con la cual saldría campeón. 'Cuando me tocó el relevo me dijeron que la gente me estaba pidiendo y por eso me quede seis meses más, y es que habíamos sacado un poco el fantasma del terrorismo'.

Como futbolista, Jaime pasaría por equipos como Juventud La Palma, Pilsen de Guadalupe, la ETE, el equipo de la Guardia Republicana del Perú y jugaría en Corea. Tuvo pasos por Argentina, donde se recibió de director técnico de fútbol, a los 34 años. Trabajó en Platense y en Old Boys, cuadros a los que llegó como jugador, pero en los que trabajó en las divisiones inferiores. Desde allí viajó a Ecuador para ser asistente técnico del primer equipo de Deportivo Quevedo. Finalmente, llegaría a nuestra ciudad.

'También jugué en Bolívar de Bolivia', nos cuenta, algo que fue antes de formarse en la policía. Si bien la chance era real, Bunsen volvería a Perú por amor.

- Vine a ver a mi hija. Por esas cosas del destino ella aparece acá y no la veía en más de 20 años. La empecé a contactar a través del Facebook, estaba en Ecuador. Pedí permiso en el trabajo para venir una semana, vengo acá y la encuentra con dos hijos, casada con un chileno. Como soy inquieto, al quinto día comencé a trabajar en el Casino.

Al tiempo después, Jaime iniciaría su escuela de fútbol 'San Lorenzo', cuadro que lleva ese nombre por el patrono de los mineros. El santo fue presentado por el difunto Roberto Mercado, quien le recomendó rezarle cuando comenzó su escuela. De ahí su devoción por San Lorenzo crece día a día. Jaime no niega una posible partida de Arica, es un trotamundos de nacimiento. Además, su otra hija, quien vive en Perú, lo tienta a volver a su tierra. Bunsen, un hombre que nos cuenta que en otra vida pudo haber sido sacerdote, hoy no tiene enemigos. 'Creo que el cariño de las personas se gana con respeto y aquí a todos los que conozco les sonrío', detalla. Un chileno más. Sin duda, Jaime, músico, futbolista, devoto, de mucha responsabilidad social, es hoy un hijo más de nuestra ciudad. J