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Los bebés que llegan a este mundo creados por una mano llena de talento y sensibilidad

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Empezó tejiendo ropa a crochet para guaguas, pero dada su habilidad artística, se preguntó porqué no hacía ella misma esos bebés.

De esa manera, Viviana Toloza Morales entró en un mundo donde hay pocas especialistas. De hecho, una está en Santiago y la otra es ella.

Se trata de un arte llamado 'Bebé Reborn', criaturas muy tiernas creadas a mano.

Y es tal su habilidad artística y talento (también pinta cuadros al óleo), que al entrar a su casa-taller, sorprende la presencia de una guagua sentada como si estuviera viendo televisión.

Es tal el realismo, que sólo al acercarse muy de cerca a la niña sentada, se puede uno dar cuenta que no es real.

Aunque para el alma de muchas personas que 'adoptan' estos bebés, el concepto de realidad es relativo, porque parecen cobrar vida.

Sin embargo, llegar a esta autenticidad no es algo fácil y de allí que son pocos los que tienen esta sensibilidad creativa.

De partida, según revela Viviana Toloza, todos los materiales con los cuales rearma y confecciona estos bebés tiene que encargarlos al extranjero.

Pinturas de varios tonos, los pelos del cabello que son distintos, ya sea de angora, de alpaca (que son de alto valor), de acuerdo a los meses que representan las guaguas, todo esto es finamente seleccionado.

'En Chile no hay nada que se pueda comprar o utilizar en estos bebés, todo se obtiene en el extranjero, como en Alemania, Estados Unidos, todos los implementos y ni siquiera una aguja encuentro acá', relata.

De esa forma comenzó a pintarlos y como algo muy sentimental, todavía guarda una de sus primeras creaciones.

'Me quedó muy bien esta primera creación para alguien que no tenía idea de este arte y fue algo que me encantó', acota.

Y ojo que esto no tiene que ver con una carencia de afecto maternal, porque ella tiene tres hijos y cinco nietos.

¿Cuál es, entonces, el objeto de la creación de estos bebés?

Ella misma responde que sirven para diversas causas relacionadas con carencias maternales.

'Averiguando, supe que esto empezó en la Segunda Guerra Mundial, porque la gente pasaba mucho tiempo en sus refugios, con los hijos, y entonces allí surgía la inquietud de cómo lo hacían las madres para entretener a sus hijos. Así, empezaron a recoger muñequitas viejas de la basura, y las armaban... les ponían pelito, ya que esto se llama renacidos y allí comenzó la historia'.

Cuenta que más adelante, esto se fue modernizando con mejores materiales, más blandito, pinturas especiales.

Primero, sus cuerpos eran de tela y después salieron otros materiales como el vinilo.

Acerca del destino final de estas creaciones, afirma que por un lado está la gente que adquiere estas guaguas para coleccionarlas y las tienen de todo tipo y tamaño, aunque en su caso, las más grandes que ha creado son de hasta nueve meses.

También, cuenta que estos bebés los comenzaron a usar para diversas terapias.

Una de ésas es el caso de las mujeres que pierden sus guaguas en el embarazo y las reemplazan por un periodo con estos bebés artesanales de gran realismo y factura técnica.

Otro uso es para los abuelitos que están en un asilo de ancianos, porque 'estos bebés los van a proteger en sus momentos lúcidos y además, ellos tendrían un interés, porque a veces sólo los dejan allí y en cambio, así se preocupan de algo'.

Más allá de eso, Viviana Toloza, reflexiona que 'si los hombres nacen jugando a la pelota y siguen así por siempre, porqué las mujeres no podemos jugar con las muñecas'.

Para dar a conocer este arte es que ella ha utilizado las redes sociales, como el mismo facebook, pero allí mismo -cuenta- algunas personas se vieron sorprendidas por sus creaciones.

'Hubo harta pelea por face, porque tuve que educar a la gente y explicar que este proceso es muy caro, y me demoro entre 20 y 30 días en crear un solo bebé', manifiesta.

De hecho, son muchas las horas que ella emplea para dar forma a sus niños y lograr que éstos parezcan de verdad, como se puede apreciar en su casa-taller.

Es tal el realismo, que sus creaciones tienen el mismo peso de una guagua, aunque es la persona que 'adopta' estos bebés, la que pide de qué peso quiere que sea la criatura.

Los bebés, además, tienen el color propio de los primeros meses de vida, sus vacunas, y en el caso del rostro, se nota que son lactantes, porque tienen pintada hasta las huellas que deja en la boca esta acción. Bebés que renacen con arte y amor. J