La doctora en literatura y sus perros universitarios
A l quiltro le llamaron Kalule, como el futbolista por ser negro, feo y chico. El travieso Kalule tenía la mala costumbre de morder los pantalones. Una vez se engolosinó con el pantalón de una autoridad; craso error. Esto le valió la crítica y luego el destierro. Sin embargo Kalule regresó a la universidad y se reformó. Hoy el perro integra el grupo de 14 canes que habitan en el campus Coloso de la Universidad de Antofagasta (UA).
Olga Grandón, doctora en literatura y académica de Educación de la UA, dice que Soto, un quiltro cuyo linaje exhibe algo de pastor alemán, se pone nervioso con las cámaras. Soto se pone al lado de las piernas de la mujer, y desde esa posición ladra. La profesora Olga, quien viste un chaleco medio hippie, dice que al perro le pusieron Soto pues cuando cachorro tenía las orejas largas como un guardia de apellido Soto.
Olga lleva casi 8 años viviendo en Antofagasta. Reconoce que le gusta la ciudad. Ella es del sur, Concepción. Allá están sus recuerdos de juventud. Aquí llegó a los 45 años. Asume que la edad no la acompañó para echar raíces por estos lados. Olga matiza el diálogo sobre los perros con su historia.
En la casa de Olga hay cuatro perros. El perro más célebre, dice ella abriendo los ojos, es Totó. Este perro fue nacido y criado en la universidad. El animal mantenía una ojeriza contra las motocicletas. Ya perro viejo -algo así como 8 años-, el Totó mordió a un motociclista. Los días siguientes no fueron los mejores para el perro. Olga se compadeció y se lo llevó a su casa. Hoy el histórico perro superó los 12 años de vida, tiene todas las vacunas que necesita y en consecuencia está como tuna, dice Olga.
La oficina de Olga en la universidad es amplia. Los libros están por todos lados. Hay un estante con libros medios desordenados. Los papeles anidan sobre el escritorio. El dibujo de la goma para el mouse es de un perro. Una chica le deja un trabajo.
Los alumnos cuentan que a veces ella se queda hasta la madrugada revisando los trabajos. Los perros la acompañan cuando camina de noche por la universidad.
Olga reconoce que el amor por los animales comenzó cuando niña. De algún modo nació con esa sensibilidad. La literatura siempre estuvo en presente en esa etapa de su vida. Hubo libros en la niñez y adolescencia que le abrieron la mirada hacia la naturaleza y los animales. Uno de estos textos que la influyó fue el 'Llamado de la selva' de Jack London.
'Moby Dick', la novela del escritor estadounidense Herman Melville es otro de aquellos libros que la remeció.
Dice que los textos mencionados han perdurado en el tiempo por su calidad y que pueden ser leídos por todos.
La profesora dice que un libro que utiliza animales para hacer un profunda crítica social es 'La granja de los animales', novela satírica del británico George Orwell.
Tanto la Universidad de Antofagasta como la católica del Norte, siempre han mantenido perros como inquilinos.
En ambas casas de estudios los alumnos casi siempre se han organizado para atender a los canes. En la UA también han brotado diversas iniciativas sobre el tema, algunas más exitosas que otras. En una ocasión se encerró a los perros en jaulas pequeñas y estos escaparon.
Olga Grandón dice que hace tres años un grupo de académicos se reunió con la idea de mejorar la calidad de vida de los perros. Se denominaron Comprensión Animal (no había comprensión entre los humanos, pero sí había comprensión entre los animales). De esta manera se organizaron para comprar comida, esterilizar a las perras y asistir a los perros en caso de accidentes. Olga dice que gastó de su bolsillo varias veces cuando algún perro debió operarse de urgencia. La profesora hoy tiene la misión de administrar el alimento a los perros.
Mientras camina por la universidad, siempre al lado de un perro, la profesora de literatura dice que los chilenos tenemos un problema con la tenencia de perros. Los botan en cualquier parte, más aún en sectores donde supuestamente cuidan a los perros, como sucede con el canil. Los alrededores del canil están llenos de perros, muchos cachorros. Es triste ver la 'mala costumbre' de lanzar perros.
Olga Grandón dice que en el Campus Coloso urge el cierre perimetral, por una cuestión de seguridad y también por los canes pues a veces aparecen perros de la nada.
La profesora llama a Kalule. El perro agacha la cabeza y viene. Olga Grandón le hace un cariño. Mientras mira al perro, Olga afirma que pronto regresará al sur. J
'El Totó