Ya nadie puede parar esta fuerte pelea entre los jugadores de la selección y los rumores. Los jugadores dicen que ese 23 de junio, tras la derrota con Holanda, les dieron la tarde libre en Belo Horizonte y ellos llegaron a la hora acordada: las 12 de la madrugada. Los jugadores dicen que no faltó ninguno, que hubo un clima armónico y mucha paz.

Los rumores, por supuesto, señalan que no ocurrió así. Los rumores, ya sabemos, hablan de una borrachera que lideró Jorge Valdivia y en la que, junto a él, alzando copas, en una atmósfera de trastorno, figuran Carmona, Aránguiz, Orellana y Pinilla. Valdivia, autoridad en el desmadre, armó todo: arrendó un departamento e inventó una fiesta con mujeres. Parece que hubo besos y reggaetón. Los rumores consignan que los enfiestados llegan a la concentración a las 2 de la mañana. Aparecen gritando y realizando variadas perfomances, dando golpes a las puertas, lanzando carcajadas que se originan en el consumo de whisky y produciendo de inmediato la ruptura de la paz en la selección.

Algunos jugadores, incluso, han tenido que hablar. Jara, por ejemplo, defensa con una trayectoria respetable en incidentes, apuntó desde Alemania: 'Yo no salí, porque creo que no era necesario, pero no vi a nadie llegar atrasado o en mal estado'. Paredes, desde el Monumental, fue menos exacto: 'Si hubo cuatro horas libres, uno es libre de hacer lo que quiera. Uno puede llegar en cualquier estado, como se dijo'. Y amenazó: 'Me quieren ensuciar. Si me quieren sacar de la selección que sea por cosas futbolísticas. Tuvimos una concentración normal y sin peleas'.

Ernesto 'Chico' Díaz, de radio Cooperativa: 'Nunca me enteré de nada. Me dicen que Jorge Valdivia se habría tomado tres cervezas. Yo no lo sé. Parece que lo máximo eran dos'. ¿Habló con los jugadores? 'Les he mandado WhatsApp. Niegan todo. Están unidos'. J

l Al llegar los enfiestados se produce una escena de la mafia: todos los estamentos -ANFP, cuerpo técnico y plantel- sellan un pacto de silencio eterno. Esto a la tumba, susurran. Incluso un dirigente, Jaque, sindicado históricamente como un tipo de boca floja o el Judas de la dirigencia, es forzado a callar. Pero nada hacía prever que alguien, un ser aún anónimo, lo iba a filtrar. Luego Valdivia, tras una agria pelea con Medel, el ex vividor, queda aislado. Renuncia, vacío y solo, a la Roja. La federación saca aquel comunicado que Jadue no quería firmar. Y, en fin, hoy los jugadores y los rumores están más enfrentados que nunca. Algunos ya apuntan a Sampaoli: reclaman que debe sacar la voz. Otros piensan que Jadue, con seguridad, iniciará una investigación que llegará a la verdad y, previo a la elección, lo consolidará como héroe. Lo claro, verdad o no, es que otra vez la Roja se puso negra. J